Entrevista | David Coria Bailaor flamenco

"Con 'Los bailes robados' quería crear una coreografía para bailar y disfrutar"

David Coria, en una escena de 'Los bailes robados".

David Coria, en una escena de 'Los bailes robados". / Ana Palma

Frau Troffea comenzó a bailar descontroladamente sin poder parar durante tres días. En una semana se habían unido a ella 34 personas y en un mes, cerca de 400. Sin descanso, sin parar de bailar. Comenzaron a sufrir invalidez en las piernas y ataques epilépticos. Las autoridades, en vez de prescribir sangrías, persuadieron a que la gente continuara bailando, abriendo dos mercados e incluso construyendo un escenario. Ocurrió en 1518 en Estrasburgo. Se conoce como ‘La peste del baile’ o ‘La plaga de danza’. El historiador británico John C. Waller propuso, en su libro ‘A time to dance, a time to die: theextraordinarystoryofthedancing plague of1518’ (2008), que posiblemente una temporada de hambruna extrema pudiera haber provocado fiebres altas que impulsaron momentos de desenfreno sin control.

Y en esta ‘peste del baile’, también tratado como de histeria colectiva, se basa la nueva obra del bailaor y coreógrafo David Coria (Sevilla, 1983), ‘Los bailes robados’. Un espectáculo que ha sido presentado por fases, a través de ‘laboratorios’ creativos, y que finalmente tendrá su estreno absoluto los días 7 y 8 de julio en el marco del Festival Internacional de Danza Itálica (Sevilla) tras los éxitos obtenidos en esos WorkingProgress presentados en la Bienal de Flamenco de Sevilla (2022) y Festival de Nimes (2023)

Unos ‘bailes’, los de David Coria, que se sustentan en esa gente que reacciona y busca una revolución «que solo entienden bailando». Hablamos con él de esos procesos creativos, de su aparente e insaciable capacidad artística, de danza, de flamenco y de cómo ha sido el camino recorrido hasta llegar a convertirse en un referente de nuestro país, tanto en el baile flamenco, la danza, la dirección ola creación artística. Que nunca pare el arte y que nadie les robe esta lectura. Pasen y lean. 

¿Cómo llegó a la historia de ‘La plaga de danza’?

Llegó conversando con un amigo cuando hablábamos sobre el hecho de la liberación que supone el bailar, filosofando sobre la danza y la liberación, no tanto de la libertad, que es otro término, sino más bien como la liberación personal. En el espectáculo partimos de esos episodios históricos, que están mal documentados, eso sí, pero que al parecer cuentan cómo empezaron a bailar hasta llegar a la muerte. Hay muchas historietas alrededor de estos hechos, y también fantasías, pero el hacer algo sobre lo que no se sabe porqué ocurre y porqué desaparece, para mi supuso algo muy llamativo a la hora de llevar al baile. Encuentras similitudes y empiezas a pensar en lo que nos ocurre delante de los ordenadores, sentados en una silla 24 horas conectados. Es, en cierta manera, esa danza que nos pertenece y se nos roba. Esos ‘bailes robados’ son, en cierta manera, parte de nuestra vida. Bailar es todo lo contrario. Bailar es la libertad del ser que expresa con el cuerpo y que se distancia mucho de lo material. Aquello debió ser un acto de rebeldía porque no se sabe muy bien qué ocurrió realmente. Todas las hipótesis tienen muchos flecos. El bailar, esa manera de morir, era un acto de liberación de un cuerpo jaula. Estos fueron los motivos que nos llevaron a este espectáculo. Mi primera meta era crear una coreografía muy física en la que se pudiera bailar y disfrutar de la danza, sin tantos controles técnicos o estereotipos.

«Bailar es la libertad del ser que expresa con el cuerpo y que se distancia mucho de lo material»

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¿Por qué ha querido compartir el proceso de creación de ‘Los bailes robados’?, ¿por qué no presentar la obra, una vez, creada?

Hay varios motivos: los artistas trabajamos así, ¡ojalá pudiéramos concentrarnos el tiempo necesario para crear la obra y ya! este WorkingProgress es una forma de mostrar al público por donde pasamos los artistas; y pasamos por diferentes fases donde desechamos material, no porque no sea válido, simplemente porque en esos WorkingProgressse muestra lo que no se ve. Es enseñar las tripas de la creación y, por otra parte, obedece también a una cuestión de logística de producción. 

¿Cuáles son los conceptos en los que se basa la obra?

Fundamentalmente con los conceptos con los que trabajamos son: la danza como sinónimo de libertad y ese baile extremo, ese acto de rebeldía. Porque para mí lo fue, ¡nadie podía prohibirles que no bailaran lo que ellos quisieran! Esa hipótesis de que era gente miserable que no tenía nada que perder, o el simple hecho de que fuera un acto de rebeldía fue lo que me inspiró. 

Ficha artística

Dirección artística, escena y desarrollo DAVID CORIA

Asesoramiento Musical DAVID LAGOS

Coreografía DAVID CORIA

BAILARINES Colaboración coreográfica EDUARDO MARTÍNEZ

Asesoramiento DANIEL MUÑOZ PATINGA

Creación de espacio DAVID CORIA

Diseño de vestuario DAVID CORIA, BELÉN DE LA QUINTANA

Artistas solistas baile – cante – música DAVID CORIA, AITANA ROSSEAU, FLORENCIA OZ, RAFAEL RAMÍREZ, MARTA GÁLVEZ, ISIDORA O’RYAN (cante, baile y cello), DAVID LAGOS (cante), ALFREDO LAGOS (guitarra)

Creación luces GLORIA MONTESINOS A.A.I.

Sonido CHIPI CACHEDA

Regiduría JORGE LIMOSNITA

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En la situación política actual, de tanta polaridad, falta de ideas y sobrada de intereses, ¿les están robando los bailes al pueblo?

Absolutamente. Estamos como sedados, y cada vez más ante esa tecnología, pc, Netflix…, todos estos estímulos externos. Todos esos bailes que tenemos que hacer de tú a tú se están perdiendo. David Lagos, que me acompaña en esta obra y yo, estuvimos investigando en el folclore, concretamente en la zona del norte de España, y hemos encontrado que, no hace tantos años, en cada aldea, en cada localidad, existía gente que, sin ser profesionales, tenían su propio baile. Tenían esa transmisión cultural, esas ganas de compartir, que convertían al baile en un acto mucho más vivo. Eso se están perdiendo. Estamos en un contexto político donde esa sedación que se está produciendo no es lo mejor que puede pasarle al ser humano. Luchar contra la desidia es mi reivindicación con esta obra. No me siento aislado de la sociedad; si todos nos paramos un poquito podemos sentir ese letargo. Este espectáculo quiero que sea un acto de rebeldía frente ante esa pasividad y sirviéndonos de gente que lo hizo hace ya más de 500 años.

"Luchar contra la desidia es mi reivindicación con esta obra"

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‘De lo Humano’, ‘Imperfecto’, ‘Fandango son producciones que ha puesto en marcha en muy poco tiempo, ¿de dónde le nace esa incontinencia artística? 

(Se ríe) Esto parece como muy típico, pero te prometo que el baile me ha salvado de situaciones muy duras que podían haber sido muy oscuras para mí. Gracias al baile yo he podido reivindicarme, volver a estar donde quiero estar, volver a ver la vida de la forma que yo quiero verla…, y parece muy típico, pero es cierto. No puedo imaginarme otra vida diferente a la que tengo. Los procesos de creación son angustiosos, ¡un día me quedo calvo! pero no imagino una vida diferente. Ha sido tanta la ayuda que me ha dado el baile a nivel personal que ésta es mi manera de estar. No solo tengo esos espectáculos que nombras, también otras colaboraciones…, la verdad es que es muy estresante, pero es lo que me llena el alma.

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¿‘Los bailes robados’ es la amalgama de su vida personal y profesional?

Yo le debo todo a mis vivencias personales, a esas personas, en todos los contextos, que han estado en mi vida. Se lo debemos a nuestros padres, familia, familia artística, amigos…, se lo debo a todos los que me han enseñado: Gades, Graneros, Pilar López…, a todos esos grandes con los que he tenido la suerte de poder estar a su vera y, que ojalá, hubieran podido ver mi trabajo y decir: me gusta o no me gusta lo que hace…, pero, mira, ¡me prestó atención! Eso se lo debo a todos ellos. Me siento amalgama de mi vida entera. Soy una esponja, aunque en el momento no me dé cuenta, pero lo soy, y no sé cómo lo hace mi cerebro porque soy el más despistado y caótico del mundo, pero las cosas me dejan su aroma, sus colores, sus ráfagas…, y cuando me doy cuenta, las encuentro ahí, metidas en mi cabeza. 

"Los procesos de creación son angustiosos, ¡un día me quedo calvo!, pero no imagino una vida diferente"

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¿Cuánto tiene España que aprender del apoyo artístico de un país como Francia?

Yo amo a mi país y no se puede vivir mejor pero hoy hay cosas que cambiar y entre ellas, esto. En España el arte se trata más como ‘bussiness’ ¡obviamente debe de tener un parte de eso!, y ojalá en un mundo utópico el arte existiera per se, sin esperar nada a cambio, sin tener ningún tipo de remuneración, pero vivimos en un tipo de sociedad donde se debe obtener algo a cambio y ahí está la diferencia entre España y Francia. España espera tener más de ese arte remunerado, y Francia de un arte, mucho más altruista. 

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