69 Festival de Teatro Clásico de Mérida. La crítica

'La comedia de los errores', una astracanada genial

Actores de 'La comedia de los errores' sobre el escenario del Teatro Romano de Mérida.

Actores de 'La comedia de los errores' sobre el escenario del Teatro Romano de Mérida. / FESTIVAL DE MÉRIDA

José Manuel Villafaina

José Manuel Villafaina

La obra ‘La comedia de los errores’, melodrama cómico de W. Shakespeare inspirado en el melodrama fársico ‘Los Mellizos’ del romano Plauto, ha sido el séptimo espectáculo teatral del 69 Festival representado en el teatro romano. Una propuesta de coproducción de la compañía Mixtolobo y el Festival de Teatro Clásico de Mérida. La obra, versionada por Albert Boronat y dirigida por Andrés Lima, logra un espectáculo muy dinámico convertido hasta los topes de enredos de genial astracanada (no en la acepción peyorativa del teatro chabacano sino en la elogiosa de teatro cómico, lleno de situaciones creativas y golpes de humor disparatados).

En esta clásica comedia, que fue representada en 1594 y ha sido muy popular a lo largo del tiempo en la tradición teatral occidental, Shakespeare despliega ya un agudo ingenio verbal y una asombrosa maestría para tejer una trama poética y humorística llena de errores y encuentros inesperados de unos gemelos idénticos (ambos llamados Antífolo), perdidos en el laberinto del destino. Gemelos que en la ciudad de Éfeso buscan desentrañar el misterio que los ha mantenido separados desde su nacimiento. Los protagonistas se ven enfrentados a ese enigma, sumado a los desafíos de lidiar con las similitudes de nombres que los hacen intercambiables, lo que da lugar a identidades equivocadas y situaciones de asombro e hilaridad. Pero el bardo inglés en esta obra primeriza, que combina aventura, enredo de locura humana, romance y suspenso, también innova en su enfoque al usar dos pares de gemelos en lugar de uno (como lo había hecho Plauto), lo que aumenta tanto la posibilidad de diversión como la de confusión.

Una escena de 'La comedia de los errores', que hasta mañana se representa en Mérida.

Una escena de 'La comedia de los errores', que hasta mañana se representa en Mérida. / FESTIVAL DE MÉRIDA

La versión del catalán Albert Boronat se caracteriza por su audacia al recortar con destreza los extensos parlamentos que glosan la trama. Sin embargo, es innegable que durante los ensayos, la dramaturgia escénica de Andrés Lima ha seguido impregnado de riqueza esta obra. El texto se yergue como un juego teatral, cuyos matices y formas abrazan el presente y su acercamiento al público actual. Introduce la figura del narrador para explicar de manera ágil y en un lenguaje actual lo que Shakespeare expresó a través de sus personajes. Y con total libertad, añade un prefacio a la obra que enaltece el error, encumbrándolo como el portal de la diversión y el manantial de la vida.

Los interrogantes

De esta manera, la versión plantea interrogantes que reverberan en nuestra mente: ¿Qué es la verdad? ¿En qué germen arraiga aquello que nombramos «verdadero»? ¿Dónde hallan sustento las respuestas correctas? ¿Acaso, el error no alberga en sí la clave para desvelar tales incógnitas? ¿Qué sería de la verdad y la corrección si no se nutrieran del abrazo del error? En esta reinterpretación, Boronat y Lima nos invitan a danzar en los márgenes de la certeza, donde el error se convierte en un compañero inseparable de la verdad, y en sus resquicios resplandece la genuina esencia de la existencia. Así, el arte nos enseña que las fronteras entre lo verdadero y lo errado son líneas difusas que dibujan la danza de la comprensión humana.

La puesta en escena de Lima, pese a que está concebida para giras en otros espacios de menor formato, se presenta en el teatro romano de manera magnificente en todos sus componentes artísticos, escenotécnicos -de luces llamativas, música electrónica permanente, vestuario de matiz libertario/travestista- y de actuaciones, en marcado contraste con el deslucido espectáculo de su ‘Medea’ en la 61ª edición del Festival, en el año 2015. En aquella ocasión, un desastre sin parangón ondeó en el aire, y la pluma de este periódico no dudó en contarlo, desgranando su crítica cual lamentos, tanto por el pobre artificio escénico como por la triste actuación de Lima (desdoblándose en tres personajes), subrayando la desafortunada decisión de representar un espectáculo/bolo apenas ensayado, proveniente de una sala pequeña, arrojándolo a un coliseo como el teatro romano, cuyo espacio se extiende en vastedad imponente.

La puesta en escena se presenta de manera magnificiente en sus componentes artísticos

Más parece que el laureado director (Premio Nacional de Teatro con cinco Max de las Artes Escénicas), aprendió de este error y acogido ahora a los vientos de la reflexión, ha cultivado su aprendizaje. Precisamente, con esta ‘Comedia de los errores’ de tarea bien hecha, Lima nos brinda una redención exquisita, un montaje con diversas formas de composición dramática que reluce con destellos deslumbrantes hablando directamente al público. Una maravilla de astracanada tejida con hilos de ingenio, donde sobresale una actuación coral de actores, todos varones, que entrelaza sus movimientos, gestos y voces en una danza de dirección teatral magistral. Este elenco de hombres en escena que curiosamente, quizás, lanzan un susurro críptico hacia el pasado, a aquella Inglaterra isabelina de albores finiseculares (siglo XVI), cuando a las damas se les negaba el umbral del escenario, tejiendo así una poesía muda en protesta.

'La comedia de los errores', dirigida por Andrés Lima.

'La comedia de los errores', dirigida por Andrés Lima. / FESTIVAL DE MÉRIDA

Actores que deslumbran

En esta interpretación, el elenco de seis talentosos actores que hacen 24 personajes -Pepón Nieto (Antífolo de Siracusa, Duque, Abadesa, Nell y Narrador) Antonio Paguado (Dromio de Siracusa, Luciana y Narrador), Fernando Soto (Antifolo de Efeso y Narrador), Rulo Pardo (Dromio de Efeso, Luciana y Narrador), Avelino Piedad (Adriana, Abadesa y Narrador) y Esteban Garrido (Egeón, Ángelo, Pinch y Narrador)- deslumbra con una actuación festiva y vertiginosa sobre el error. Como celebración de la diversidad, estos intérpretes orgánicos y divertidos, virtuosos en muchos recursos histriónicos, despliegan felizmente esa multitud de desdoblamientos de personajes (algunos masculinos, otros femeninos) a lo largo de la representación, resaltando de la obra clásica las notables similitudes y conexiones entre épocas pasadas y el mundo contemporáneo.

Otro estreno que colmó los asientos del teatro romano, cautivando a un público que deleitó en la ironía y el ingenio destilados a lo largo del espectáculo, y que recompensó el trabajo realizado con prolongados aplausos de satisfacción. 

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