La entrevista | GABRIEL LARA DE LA CASA Autor de ‘Literatura a flor de piel’

«A la lectura hay que acudir vulnerable, necesitado, encogido de frío»

Gabriel Lara de la Casa

Gabriel Lara de la Casa / Pol Arias García

En una sociedad pantalla donde la felicidad se capta en un instante a cambio de un like, aun sabiendo que no es real, es una auténtica heroicidad lo que pretende conseguir Gabriel Lara de la Casa (Barcelona, 1988) con el libro Literatura a Flor de piel (Libros Cúpula, 2024). Nada más ni nada menos que reivindicar a la literatura como la verdadera autoayuda. El camino a la felicidad.

Profesor de lengua y literatura castellana en El Instituto Escuela Londres de Barcelona, entregado a sus alumnos y a la lectura de los clásicos, ha escrito su primer libro con un entusiasmo y un amor por la lectura que, si ha conseguido, como lo hace con el lector, llegar a sus alumnos de la misma manera, a este profesor habría que darle un premio. 

El libro es un recorrido por sus lecturas imprescindibles. Clásicos a los que el autor, inmediatamente, añade el placebo. A través de capítulos como: El hombre que quiso creer: Miguel de Unamuno; Hambre de felicidad: O’Henry o Mujeres vs. Mujeres: Federico García Lorca; el autor encuentra a través de la explicación de una obra, de un clásico, esa herramienta necesaria para resolver, afrontar o analizar alguno de los muchos problemas que a lo largo de la vida se presentan. Gabriel Lara de la Casa, que juega con la ventaja de ser un ávido lector desde su juventud, ha decidido también tatuarse todas y cada una de las leyendas que le han hecho detenerse en la lectura; su piel es, por lo tanto, otro libro abierto.

Sin duda esta obra tiene un mérito incuestionable porque es novedosa, original, está escrita desde la admiración y la emoción, y porque incita a la lectura. Nunca encontré tan buenos motivos para comenzar un libro. Pasen y lean.

A la felicidad la perseguimos de muchas maneras, y pocas veces se alcanza; ¿cómo comenzó a rozarla a través de la lectura?

Leer, desde mi punto de vista, es hallar refugio. Si a un cuerpo que tiembla de frío, congelado, le das cobijo y una pequeña hoguera donde calentarse las manos ¿verdad que será feliz? La felicidad no es tanto un disfrutar sino una ausencia de dolor o sensación negativa. La lectura me proporciona eso: calor. Entiendo que quien no sabe lo que es, el frío, no perciba el calor como felicidad. A la lectura hay que acudir vulnerable, necesitado, encogido de frío.

¿Cómo supo que los clásicos eran, en realidad, la verdadera autoayuda?

La autoayuda no te la proporciona un libro que promete ayudarte. Esa publicidad ya es mala señal. Cada persona es distinta y, por tanto, lo que nos ayuda también lo es. No hay una ayuda universal que es lo que pretenden vendernos. En las entrelíneas de los buenos libros hay frases, párrafos enteros que dicen sin decir, que dejan entrever sin mostrar y ahí entra el lector con su necesidad y se ayuda a sí mismo.

«Cada vez que he estado en peligro, ahí ha habido una lectura para rescatarme»

“Los libros salvan vidas. Punto”, ¿cuántas veces le salvaron a usted?

Cada vez que he estado en peligro ahí ha habido una lectura para rescatarme. El libro tiene diez capítulos. Cada uno de ellos lo asocio a un libro que ha supuesto una salvación para mí. Desde mis adolescentes y peligrosos quince años, hasta ahora, que tengo treinta y seis.

No ser la prioridad de uno mismo es uno de los secretos de la felicidad, asegura… 

Eso aprendí leyendo los cuentos de O´Henry. Historias de Nueva York es un libro repleto de personajes que son felices haciendo felices a los demás. Donde hay “yo” hay infelicidad. Ellos se desprenden de su “yo” porque su mirada está puesta en el «Tú».

“La ley y el poder en manos de mediocres lleva a la perdición”; ¿qué libro le recomendaría a la política actual?

Actualmente, hasta para los trabajos que conllevan poca responsabilidad, debes demostrar un currículum intachable. Hasta los muy preparados nunca están preparados del todo. Se exige mucho y se cobra muy poco. Solo en política se puede ser ministro de Sanidad sin ser médico, o ministro de Educación sin haber pisado un aula. En ese gremio es al revés: los menos cualificados ocupan los puestos de más responsabilidad como es dirigir un país. No se entiende. Luces de Bohemia pega un buen repaso a todos aquellos que viven del cuento. Deberían leerlo nuestros políticos. Más de uno se sentiría identificado.

«Luces de Bohemia pega un buen repaso a todos aquellos que viven del cuento. Deberían leerlo nuestros políticos. Más de uno se sentiría identificado»

Aboga por el fracaso como un aprendizaje necesario, no solo para el ejercicio personal, sino también para la necesaria socialización del individuo…

Sin fracaso no hay aprendizaje. Sin barreras no hay superación. Sin errores no hay lección. Sin noes no hay síes. Sin derrotas uno cree que es capaz de todo. Creerse un héroe es muy peligroso porque dejas de respetar al otro. Para socializar hay que escuchar y respetar al otro y eso solo se consigue si consideras que tú puedes estar equivocado.

‘Este laberinto es tan cruel, que en todas partes hay salidas’.  Estos versos de la obra Maleza de Romina Berenice Canet, nos habla de esos laberintos que nos creamos “de los que nosotros mismos no queremos salir” …, ¿y qué hacemos con los que siguen sin engancharse a la lectura?, ¿cómo les ayudamos a salir del laberinto? Habrá padres ávidos de escucharle… 

El peor laberinto hoy en día se llama tecnología: móvil. Primero debemos aprender a apagar ese aparatito. Sin móvil escuchamos más, prestamos más atención al otro. Si conseguimos eso, leer es el siguiente paso. La escuela también tiene mucho que decir. Siempre habrá alguien en la vida que nos dé la oportunidad de conectar con un buen libro. Ese momento le llega a todo el mundo, estoy convencido. Aprovechar la oportunidad es otro tema.

Asegura que leer es dormir “pudiendo escoger el sueño”, ¿con qué sueña como profesor y lector?

Como profesor he cumplido muchos sueños: más de un alumno me ha confesado que se ha emocionado leyendo. “He llorado, profe, me cuentan. Y no es broma, insisten”. No hay nada mejor que eso. Que un libro te cambie la vida. Como lector también he cumplido el mejor de los sueños: vivir rodeado de libros. Poseer una biblioteca.

«Creerse un héroe es muy peligroso porque dejas de respetar al otro»

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor que le ha pasado tras escribir este libro?

Lo mejor es que alguien te diga que el libro le ha conmovido. Y eso solo se consigue escribiendo desde la verdad. Lo peor fue el día de la presentación: muchos nervios. Te hacen sentir importante y eso es algo que no me gusta. Me gusta dar clase y estar en mi casa. No llamar mucho la atención. Ese día no fue así. Suerte que fueron solo unas horas que se me hicieron eternas.

Por último, dígame, ¿hay esperanza en el futuro, en nuestros jóvenes?

Absolutamente convencido de que sí. La mitad de los asistentes a mi presentación eran alumnos y exalumnos. Uno de ellos ese mismo día cumplía dieciséis años. Y ahí estaba. De pie casi dos horas escuchándome hablar de libros. Se llevó el último aplauso. Allí, todos debían saber, que no cualquiera decide pasar la tarde de su cumpleaños con su profesor en una librería.

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