La entrevista | Manuel Vargas GUITARRISTA

«Lo que nunca hay que olvidar es que la guitarra te suene flamenca»

María Isabel Rodríguez Palop con Manuel Vargas.

María Isabel Rodríguez Palop con Manuel Vargas. / EL PERIÓDICO

Miguel Vargas, a propuesta del alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna y tras el apoyo unánime de todos los grupos políticos en pleno municipal será nombrado ‘Hijo Adoptivo de Mérida’. En realidad, el patriarca del toque extremeño ya es el hijo adoptivo de una cultura flamenca extremeña, que le debe la salvaguarda de su pulgar en la guitarra; esas vivencias en pedimentos, rodeos y bodas gitanas que él ha conseguido llevar a las primas y bordones de su maestría. «Me siento muy feliz, muy ilusionado. La verdad es que me ha venido muy bien…, me presentía algo. Que Mérida me haya reconocido…, la verdad es que no me puedo quejar…, y ¡todos los partidos políticos! Eso es muy importante. La verdad es que estoy encantado».

Miguel Vargas, aunque nacido en 1956 en Beja, Portugal, lleva prácticamente toda su vida en Mérida. El lugar desde donde se impregnó del compás de los bastones de Los Verdinos en la Feria de los Gitanos, en los pedimientos o en los rodeos. Una feria que aún sigue vigente en la capital autonómica, lugar de encuentro ineludible para las familias gitanas. En ese calor de compás, compadres, familias y tratos, Miguel Vargas abrazó ese compás de tangos y jaleos extremeños, pausados, con sus silencios y respetos, que su guitarra atesora y aguarda.

«El toque extremeño soy yo, ese toque es mío. No hay nadie más que represente la guitarra extremeña porque no había guitarra. Lo más que había era por bulerías, la falseta de Paco, hasta que llegué yo y dije: párate que le voy a poner sus silencios…, está feo decirlo, ¡pero lo dicen también los críticos!, no solo aquí en Extremadura. Porque había cante, pero no toque. Hay mucha gente que me lo copia y lo enseña. Es algo especial».

¿No le llegó de la Tía Ana o la Tía Tijeras?

Yo lo que hago es coger mi guitarra, con Los Verdinos aquí (señala la plaza España) y coger el tono de todos los gitanos cantando. Porque esto no es de nadie, porque los tangos y los jaleos quien lo mantienen son los gitanos extremeños. Eso no viene de nadie…,

Le viene de los corrillos…

Es una forma de toque que ya veía a través del compás, de niño, en Portugal, aquí…, un compás que antes era por bulerías, pero yo lo hago pausado y le meto silencios. Es una forma de toque. Esto es como lo del toque de Morón, ¡no es el toque de Morón! Es el toque de Diego del Gastor. Sentados en la plaza de España de la capital autonómica, Vargas saca el móvil y escuchamos una siguiriya que en las RRSS ya ha se ha convertido en un vídeo con miles de visitas; «me los hace mi yerno», asegura. Con una mano sostiene el terminal que acerca a mi rostro, y con la otra, me marca los tiempos en los que su guitarra ‘respira y deja respirar’ en una siguiriya, que duele y se agarra. «¿has visto como se queda suspendido? (…) esto lo haces más rápido y no es lo mismo…, va respirando».

¿Hay algún heredero a parte su hijo Juan de este toque?

Veo más gente por ahí fuera que me coge los toques y los toca (…) hay japoneses, chinos… ¡pero todos de fuera! Todos los de Badajoz lo hacen…, pero los de fuera, ¡me lo cogen!

«En el flamenco tiene que haber hasta un gallo en el cante, porque sino eres un tenor»

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¿Y cómo explica esa facilidad que tienen para impregnarse de todo lo nuestro?

Es que son muy inteligentes y lo cogen rápido…, lo estudian y lo hacen de manera mecánica. Te hacen virguerías, te pican…, pero no, pero no…, no llega. El arte no tiene explicación. El flamenco, como en la mayoría de los sitios, va por familias, tiene su soniquete. Los Verdinos lo tenían con sus bastones, de ahí sale Cantero; en Badajoz, Los Porrina…, y más gente que no pertenecía a ninguna familia, pero también lo hacían bien…, no dejan de ser jaleos y tangos. En Talavera la Real que es el pueblo de mi madre, hablan de manera diferente a Almendralejo, ¿verdad? ¡Pero es lo mismo! ¡todos somos extremeños! En el flamenco pasa lo mismo, existe un acento propio.

¿Por qué los guitarristas ahora no dejan respirar al toque?, ¿por qué van tan deprisa?

Por cómo va la vida. La vida es el AVE, y la guitarra es el AVE. La gente tiene mucha prisa por hacer muchas cosas. Fíjate, nosotros estamos aquí ahora y enseguida la gente diría: ¿y qué vas a hacer ahora?, ¿y mañana que vas a hacer? Están siempre preocupados. Hay mucha preocupación por el mañana, hay mucho nerviosismo. La gente no tiene paz y va todo rápido. Ya no se toca como antiguamente, pausado, con esos rasgados, con esa hermosura, sentimiento…, ahora es más de academia, más deprisa. No se atiende tocando y así eres un músico, no un artista. No creas una emoción a alguien como la que generaba Sabicas, Paco tocando…, ahora todo el mundo toca igual.

¿Y en qué momento se dejó de ser artista?

La guitarra de Paco ha sido la mejor guitarra de todas. Iba creando formas de tocar: en los 60’ tocaba de una manera, en los 70’ de otra… yo me quedo ahí, en los años que tocaba a Camarón, Juan Cantero… etc, luego en los 80’ toca de otra manera…, normalmente la guitarra te suena siempre igual, pero sin embargo en las manos de él…, en los 90’ desafinaba dos cuerdas, tocaba, y todo el mundo iba por ahí. Era una maravilla. Sabicas era un grande, era concertista, pero la guitarra le sonaba siempre lo mismo. Quién corre con la guitarra, quizás, es porque también tiene una carrera consigo mismo…, y no se siente seguro… La gente va deprisa porque el mundo te hace ir deprisa y todo lo que tocan… a los jóvenes que veo tocar, no les veo tocar flamenco puro; ni el de aquí, ni el de Jerez…, yo a la gente joven les veo con muchos toques de jazz, muchos picaos, mucha perfección pero para mi eso no es el flamenco. Me gusta la guitarra de antes, la de los cuatro tonos. En el flamenco tiene que haber hasta un gallo en el cante, porque sino eres un tenor. Son conceptos diferentes. la guitarra de ahora va muy rápida, se ha aprendido y progresado muchísimo; el baile también, pero creo que en la guitarra, sobre todo. Lo que nunca hay que olvidar es que la guitarra te suene flamenca.

¿Y que pasa cuando uno sabe que toca bien y el cantaor está en las antípodas de tus sentimientos?

Eso es como todas las cosas, no todos los guitarristas y los cantaores se acoplan. Es una conversación; si tú a mí, me cantas, y me dices algo, y me inspiras … ahí encajamos; hay otros cantaores en los que yo no encajo porque no me da al corazón, o yo a él…,y necesitan un guitarrista más clásico…Yo con La Kaíta, o el Tito Alejandro muy bien, con otros, quizás no…, esto es sentimiento, sino ya estamos en la musicalidad. Ahora estamos haciendo cositas con El Perrete…, tiene una musicalidad…, ¡no veas como canta por tarantas! Miguel Vargas que ya tiene cerrada la Bienal de Flamenco de Sevilla, el Círculo Flamenco de Madrid, o el Festival Mont-de-Marsan (Francia), vuelve a buscar en el móvil otro cante para ilustrarme sobre todo lo que estamos hablando. Es verdad, vivimos en una vida a la que vamos a toda prisa, pero también es cierto, que pocas conversaciones encuentra una en las que apetezca tanto, parar, quedarse quieta y guardar silencio. Como sus notas, como su forma de entender el flamenco. Como su manera de respetarlo.

Y ahora, ¿qué futuro ve en la guitarra?

Hay mucho…, yo lo que veo a estas criaturas, ¡es que tocan todos muy bien! Van todos en la misma línea, aunque algunos destacan. Javier Conde es concertista, músico, pero es muy bueno. Yo le vi hacer un trémolo con cuatro años que me llevó el padre y el niño que no podía con la guitarra…, ¡no vea como toca! Pero, ¡cuidado! La guitarra es muy difícil, hay que tener creación, sentir, y no puedes correr mucho… en el baile, ¡a ver quién da mas patadas en el baile!, ¡yo he hecho 140! …, el flamenco es otra cosa. Si tu no emocionas, ¡para qué! La gente dice: uyyyy, pero no dice, ¡óle! No esta la vida solo en correr sino en un sentimiento, en una nota. Hay mucha gente buena tocando en Extremadura…, Juan Manuel Moreno es muy bueno, toca muy bien, puede ser que seael que más me guste; Muñino también…, Manolín García…, son unos fenómenos, pero es cierto que es diferente a mi guitarra. Ahora estamos en otra época, pero falta de ‘lo otro’…, la necesidad.

Con el estómago lleno no se puede cantar, ¿no?

(Se ríe) Eso le pasó al Porra que le mandaron a cantar, lo invitó un señorito a comer, y le dijo a éste: cante usted ahora porque yo, ¡ya no canto más” (se vuelve a reír).

Damos por finalizada una charla que nunca daría por terminada, y Miguel Vargas me habla de cuando era pequeña, y me veía de niña escuchando flamenco «tú te has criado escuchando flamenco del bueno» Y me halaga que un maestro como él me diga tanto diciendo tan poco. Hijo Adoptivo de Mérida y patriarca de nuestra guitarra. Está todo dicho maestro.

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