El Tour se torna muchas veces una carrera cruel, injusta, inhumana y hasta odiosa. No entiende de bondad. No permite que los justos se puedan reponer. No comprende que una rodilla maltrecha no es útil para vencer los peores obstáculos; ayer, los Alpes, con la victoria de David Moncoutié, y mañana, los Pirineos. Muy bien tendrían que ponerse las cosas para que esta mañana Alejandro Valverde, el jersey blanco, el héroe de Courchevel, pueda tomar la salida en la 13 etapa del Tour. La inflamación de la rodilla izquierda no cede. Va a peor. Y así no tiene ningún sentido continuar sufriendo.

"Mal asunto", repetía Vicente Iza, el masajista, el mago de las rodillas, el hombre que tantas y tantas veces recuperó a Miguel Induráin cuando sufrió contracturas que nunca salieron a la luz pública, cuando entró en crisis. El lo mimaba. Y lo conseguía. Y si ahora no lo logra con Valverde es porque, tal como decía ayer en la intimidad y en confianza, "el asunto está muy jodido".

SESIONES CON HIELO Iza se pasó buena parte de la noche del miércoles disparando hielo a presión sobre la rodilla izquierda de Valverde. José Miguel Echávarri y Eusebio Unzué, los máximos responsables del Illes Balears, sólo podían poner cara de circunstancias y hasta rezar. Jesús Hoyos, el médico del equipo, no hacía otra cosa que alarmarse, porque el golpe que recibió la semana pasada, durante la contrarreloj por equipos, había degenerado en una tendinitis en toda regla. Y en el Tour nadie, absolutamente nadie, se recupera de una tendinitis. Que se lo pregunten a Bernard Hinault, ahora relaciones públicas de la prueba, quien tuvo que apearse de la bicicleta en 1980 con la rodilla inflamada y ceder el maillot amarillo que tenía en su poder al holandés Joop Zoetemelk. Iba a ganar ese Tour. Lo tenía todo a su favor. Todo menos un dolor intenso en la rodilla.

"Me encuentro muy bien físicamente", repetía ayer Valverde, el mismo que sufrió como un perro durante los primeros 70 kilómetros de la etapa que despidió los Alpes.

ETAPA DE TREGUA Suerte tuvo el corredor español de que volviera a apostarse por una tregua general y se permitiera una fuga para mayor alegría del pueblo francés, que disfrutó con la victoria de David Moncoutié en el día de su fiesta nacional. Decimonovena victoria de un francés en un 14 de julio en toda la historia del Tour de Francia.