ESPAÑA (15+25+20+15): Calderón (7), Navarro (4), Jiménez (4), Garbajosa (19), Pau Gasol (19) -cinco inicial-, Fernández (4), Sergio Rodríguez (14), Reyes (2), Mumbrú (-), Cabezas (2) y Berni Rodríguez (-).

ARGENTINA (21+18+17+18): Sánchez (13), Ginobili (21), Nocioni (15), Scola (8), Oberto (2) -cinco inicial-, Wolkowyski (6), Prigioni (-), Delfino (3), Herrmann (6).

ARBITROS: Brazauskas (LTU), Carrión (PUR) y Bachar (ISR). Excluyeron por personales a Delfino (m.36).

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a las semifinales del Mundial 2006.

Dicen que sin sufrimiento no hay recompensa. Pero lo de ayer, en las semifinales del Mundial de Japón, rebasó todos los límites que se pueden imaginar. España sufrió frente a Argentina, el campeón olímpico y subcampeón del mundo, como pocos equipos pueden sufrir en una cancha de básquet. Sufrió hasta el último segundo. Hasta el último lanzamiento de Nocioni. Hasta que el balón lanzado por el alero argentino rebotó en el aro, y una, dos, y hasta tres manos de jugadores españoles empujaron el balón fuera de la zona, exorcizando los últimos miedos que rondaban por la cúpula del majestuoso Saitama Super Arena. Así quedó el partido: 75-74, tras un tiro libre de Calderón y un fallo en el último segundo de Argentina. Recuérdenlo, porque es historia.

El premio a tanto sufrimiento mereció la pena. Ya con la medalla de plata en el bolsillo, la selección disputará mañana el título frente a Grecia, un invitado sorpresa, que ocupó la plaza que todo el mundo parecía otorgar a Estados Unidos antes de hora. La plata es un buen botín. Pero ahora todos quieren más. "Queremos el premio gordo", proclamó ayer el seleccionador español Pepu Hernández nada más acabar. Los estadounidenses, en cambio, tendrán que pelear hoy por el bronce con Argentina en un partido con dos equipos heridos en el que pueden saltar chispas.

El memorable triunfo dejó, sin embargo, un sabor agridulce en el vestuario de la selección. Mientras algunos jugadores se tiraban al suelo emocionados al concluir el partido, abrazándose, gritando con rabia por la clasificación, que culmina un torneo ejemplar, con ocho victorias y ninguna derrota, la estrella del equipo, Pau Gasol, uno de los principales responsables de que el equipo haya alcanzado la cima, abandonó la pista con lágrimas en los ojos, llevado en volandas por su hermano Marc y por Jorge Garbajosa.

A un minuto y medio de la conclusión, el jugador de los Grizzlies sufrió una lesión en el pie izquierdo, que es muy posible que le impida jugar mañana frente a Grecia, aunque los resultados de las pruebas médicas a las que se sometió ayer por la noche no se conocerán hasta hoy.

Quizá por esa situación inesperada, por ese percance, los jugadores de la selección abandonaron el vestuario sin la cara de satisfacción que se podía esperar. "Estoy contento, de verdad, pero claro el tema de la lesión de Pau Gasol nos deja un regusto amargo", admitió el base extremeño de la selección española José Manuel Calderón.

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