Lo dijo Lewis Hamilton no hace mucho: "Fernando siempre será mi gran rival, lo veo como a mi Prost, si yo fuera SennaO. Así habló el tipo del casco amarillo que imita al del malogrado brasileño. "No me importa que me vea así, si yo gano cuatro título como Prost", replicó Alonso. Y, así, los dos campeones del mundo, peleados como el brasileño y el francés 20 años atrás, llegaron al despacho de los comisarios del circuito de Sepang para dirimir las culpas de un encontronazo a 300 kilómetros por hora. Ocurrió a 15 vueltas del final, cuando Alonso, en plena remontada, intentaba adelantar al piloto de McLaren en la lucha por la tercera posición. Ajeno al guirigay formado por detrás (las nuevas normas triplican el número de adelantamientos y paradas en box ), Sebastian Vettel sacó brillo al número 1 que luce en el morro de su pletórico Red Bull y se metió en el bolsillo el segundo triunfo consecutivo del año, dos de dos.

"Ha hecho maniobras muy extrañas a 300 kms/h", acusó Alonso. "Me ha intentado adelantar y se ha chocado contra mí, eso es todo", resolvió el líder del equipo McLaren.

EL PODIO MAS CERCA El piloto de Ferrari tenía el podio a tiro después de algunas calamidades. La meteórica salida de los dos Renault, le arrinconaron en la primera curva y hasta su compañero Felipe Massa le rebasó. Séptimo al final de la primera vuelta, Alonso se encomendó a la remontada. El Ferrari se mostró más consistente en carrera, al ritmo de los McLaren, mejor que Mark Webber, solo alguna décima (y no siempre) más lento que Vettel. Adelantó a Kamui Kobayashi y dejó atrás a Vitaly Petrov a las primeras de cambio. Aguantó con sus ruedas más vueltas que ninguno de los favoritos, a su regreso a pista tras la primera parada, dio cuenta de Jenson Button en una espectacular lucha.

Volvió a ser el último de los grandes en detenerse en la segunda y la tercera y así pudo superar a Massa y Nick Heidfeld. Vettel, líder, con una estrategia clara a tres paradas (no tuvo que dañar sus gomas en batallas por adelantar) y con el mejor ritmo de todos nunca vio peligrar su triunfo. Por detrás, no había nada claro en el tramo final. Alonso regresó a pista de su última parada en quinto lugar, pero Webber (cuarto) y Hamilton (tercero) aún tenían que detenerse una vez más. Así que Alonso se puso como objetivo llegar a Button, del que le separaban 14 segundos a falta de 14 vueltas. "Merecí ser segundo, la verdad", se lamentaría después. Webber se apartó de su camino al pasar por el garaje, pero Hamilton se lo puso caro, demasiado. Tres vueltas antes, Alonso alertó a su garaje de que no le funcionaba el alerón móvil, o lo que es lo mismo, perdía los 10 kilómetros extra de velocidad para adelantar en recta.

AL FINAL, CASTIGADOS Así que se empleó al viejo estilo. Y Hamilton al suyo. El inglés, aunque lo niegue, cambió tres veces de dirección en la recta (una más de las permitidas) y Alonso dañó su alerón delantero al impactar contra la rueda del McLaren a la salida de una curva en la que ya le había superado. Tras el combate, Hamilton tuvo que entrar a cambiar ruedas a tres vueltas del final y Alonso se vio obligado a acudir a su garaje a cambiar el morro.

Se esperaron tras la carrera, en el despacho de los comisarios, que castigaron al inglés con 20 segundos --perdió la séptima posición con Kobayashi-- "por hacer un cambio de dirección más del permitido" y otros 20 a Alonso, mucho más polémicos, "por provocar un accidente", lo que no cambió su sexta posición. Poca cosa. Olía a podio. Queda mucha temporada, pero Vettel empieza a irse muy lejos.