Rafael Nadal dejó escapar por segunda vez en su carrera la final de la Copa de Maestros al perder en Londres ante el serbio Novak Djokovic por 6-3 y 6-4, en una hora y 36 minutos. El número uno del mundo ya cayó hace tres años, ante el suizo Roger Federer, en el partido decisivo del torneo que reúne al término de cada temporada a los ocho mejores tenistas del ránking, uno de los pocos títulos que le faltan por ganar al mallorquín.

Bajo la cubierta del O2 Arena de la capital británica, Djokovic se quitó la espina que le dejó clavada la última final del US Open, el pasado 9 de septiembre, que perdió ante Nadal.

A sus 27 años, el español ha ganado ya los cuatro Grand Slam, se ha colgado la medalla de oro olímpica, en Pekín 2008, y ha levantado la Copa Davis con España, pero mantiene la Copa de Maestros como una asignatura pendiente.

Nadal aparecía este año por sexta vez en el torneo --en 2005, 2008 y 2012 no acudió por lesión--, y aspiraba a añadir su nombre a la escueta lista de españoles que lo han ganado, en la que tan solo aparecen Alex Corretja, que venció a Carlos Moyà en 1998, cuando la Copa de Maestros se jugaba en Hanover, y Manuel Orantes, que en 1976 batió en Houston al polaco Wojtek Fibak.

La rabia le sirvió al de Belgrado para arrollar en el primer tramo del partido a Nadal, que en 12 minutos perdía por 3-0. Si bien Nadal reaccionó con eficacia ante ese contundente marcador y fue capaz de remontar el set hasta 3-3.

La calma se impuso durante un único juego, y después Nadal volvió cometer dos dobles faltas, una oportunidad que el segundo tenista del mundo no dejó escapar para ponerse 3-5 y cerrar el primer set a su favor.

La pista dura bajo techo es un escenario que favorece a los rivales de Nadal, si bien el balear ya demostró en las semifinales, ante Federer, que es capaz de ganar a cualquiera en todos los escenarios. En esta ocasión, ante sí tenía a un Djokovic que parecía inabordable y que le torturaba con su juego agresivo y sus subidas a la red.

El serbio volvió a marcharse por delante con ventaja al inicio del segundo set y ese hueco resultó insalvable para Nadal.