La felicidad del Al-Qazeres estos días tiene un matiz diferente en dos chicas que se han hecho muy amigas porque la desgracia de las lesiones las ha unido. Son la catalana Mariona Martín y la placentina María Romero, que ven la luz al final del túnel después de sus graves percances de la pasada temporada.

Justo cuando sus compañeras han enlanzado un arranque perfecto de temporada, con dos victorias en otros tantos partidos, llegan más buenas noticias para ambas. «Empecé con miedo, pero poco a poco estoy cogiendo el ritmo. Depende cómo vaya evolucionando y cómo entre en la dinámica del equipo», comenta Martín, que quizás en un par de semanas esté de regreso a las pistas.

«Te rayas»

Romero ya tiene el alta del cirujano que la operó para hacer el entrenamiento completo con el resto de sus compañeras. «Mi objetivo principal es estar al cien por cien en Navidad», se resigna, sabiendo de la exigencia de la Liga Femenina para una chica de solo 17 años. «Al menos no he tenido ninguna complicación estos meses. Estoy contenta y con ganas de volver», añade.

Sonríen, pero han pasado un infierno después de sus roturas de rodilla. Mariona Martín lleva un año sin jugar desde una acción desafortunada en Vigo. Y emplea una expresión muy juvenil para definir su sufrimiento: «Te rayas». Ha pasado por dos operaciones ya.

Su compañera muestra una cara optimista. «Soy así. Para lesiones como esta tienes que estar muy fuerte de mente y eso te ayuda a avanzar. Cuando estemos de vuelta, vamos a dar caña», sostiene María Romero, que cuenta con la tutela de su hermana mayor, la pívot Silvia.

Las dos chicas vivieron el ascenso de hace unos meses de una manera especial. «Nuestras compañeras nos dijeron que nos lo dedicarían. Fue guay. Como si yo hubiera jugado», comenta Martín, que lo vivió más desde la distancia porque hizo la recuperación en su Cataluña natal.

La experiencia, claro, las ha unido de forma inevitable. «Alguna de las dos siempre puede tener un día de bajoncillo y la otra va a estar ahí para apoyarla. Hemos comentado muchas cosillas: si me duele aquí o allí...», remarca la placentina, que se reconoce como «la más dura de las dos». H