Siete miércoles, 6 victorias, todas seguidas, y un empate, ante el Calamonte. ¿Será la barbacoa la que dé suerte, el punto de inflexión?, se podrían preguntar en el Coria. En el mejor equipo de lo que va de año en Tercera, la liturgia de tomar algo y comer carne a la brasa tras el entrenamiento viene acompañado de excelentes resultados.

«Vamos a seguir así. A ver si dura muchos miércoles», dicen desde el club. Ese día se inicia el trabajo semanal. «Entrenamos en el campo de césped artificial de 8 a 9,30 y luego, barbacoa en el bar, aunque nos perdamos el partido del Madrid». Lo cuenta Miguel Rubio, técnico del Coria, tercero en la clasificación del grupo XIV, a modo de anécdota. El cuerpo técnico (cada tres victorias), los directivos o los jugadores son los que pagan.

Rituales motivadores al margen, el entrenador celeste dice tener los pies en el suelo. «A nosotros nos cuesta mucho ganar. Haciendo un partido regular, perdemos», revela que recuerda a modo de advertencia a los futbolistas en el vestuario. Y es que, pese a todo, no se quiere mirar más allá del fin de semana. «Ahora solo pienso en el Extremadura B», dice el técnico, que amplía su argumento: «antes decíamos que el objetivo era pasar al Don Benito, ahora es el Badajoz, aunque está muy difícil».

Miguel Rubio, por supuesto, ni siquiera quiere oír hablar de poder alcanzar al Cacereño, diez puntos por encima. «No, no», repite cuando se le recuerda que desde el propio líder se ha nombrado a su equipo como, incluso, aspirante al título. Miguel Rubio cree que el CPC será campeón. «Sí, sí, queda muy poco y están muy bien ahora».