Viandar de la Vera es un pequeño pueblecito de la provincia de Cáceres, cuyo censo se sitúa en torno a los 246 habitantes. Está asentado en una falda de la Sierra de Gredos, que le protege de los vientos fríos de la estepa castellana; mientras que al sur, su altitud le proporciona maravillosas vistas hacia las Vegas que riega el río Tiétar, tabaqueras por excelencia. A cerca de 900 kilómetros, en Cataluña, era un día especial. En la localidad extremeña, ayer también, desde luego.

Allí tiene sus raíces extremeñas el nuevo entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde Tejedor. Todo el pueblo le conoce, y prácticamente todos los vecinos tienen alguna relación con él, bien de parentesco o de amistad, ya que aunque se marchó de muy pequeñito del pueblo que le vio nacer. «Todos los veranos viene por aquí», asegura su tía Mercedes Tejedor Miranda, que no quiere que la hagan fotos, mientras monta en el coche que conduce su marido, Isidoro Jiménez, concejal del Ayuntamiento.

«Es una persona estupenda: yo soy del Bilbao y del Madrid, aunque de él seré siempre, donde quiera que vaya». Para ella es «como si fuera un hijo». Hay que tener en cuenta que cuando los padres abandonaron la agricultura y emigraron al País Vasco para buscar una vida mejor «yo me fui con ellos y le crié allí; por lo tanto es como si fuera un hijo mío». Indica que Valverde tiene tres hijos, «dos niñas y un niño». Se siente contenta de la cima futbolística a la que ha llegado su sobrino, al que le gustan los tasajos «y las comidas caseras desu madre. Todo muy natural», sin que desprecie «un buen vino», a la hora de comer, apunta Jiménez.

El nuevo técnico culé mantiene los amigos del pueblo, entre los que se encuentra Pedro Alonso, que regenta el Bar la Plaza. En sus tertulias al fresco de la terraza no suele hablar mucho de fútbol, y se retira pronto a descansar. «Hablamos de temas normales. Le encanta la fotografía y la sierra. Siempre lleva la cámara», asegura Alonso. Tiene publicado un libro de fotos y ha hecho exposiciones de sus obras en Bilbao y Barcelona. Aparte de la sierra, le gusta ir andando hasta la vecina localidad de Talaveruela, «y bañarse en la Garganta de las Meñas, que separa Viandar y Losar de la Vera, así como aguas arriba de la garganta de Minchones, en Villanueva de la Vera».

En Viandar en los últimos días, hasta el vendedor de plantas de hortalizas de Losar, que tenía aparcada la furgoneta en la Plaza Mayor, enseguida apunta que «también se deja ver por las terrazas de los chiringuitos de la Garganta de Cuartos al fresco de la noche». Los familiares y amigos se suceden por la calle: Felicidad Fernández Redondo es tía política; su marido es Pedro Valverde Alonso, que por su elevada edad estaba aún en la cama. Todos coinciden en la sencillez y bondad del paisano, mientras anotamos que tiene una familia longeva por parte de su padre, ya que la edad varios de sus miembros oscila entre 90 y 96 años.

También es fácil detectar que el número de madridistas es considerable en Viandar, aunque alguno reconoce que «hay mucho chaquetero», y ahora tendrá que pasarse a la hinchada del Barça.

Mientras otro de los clientes del Bar Avenida, cuya propietaria asegura que «éste es el Bar de Ernesto Valverde», señala que lleva 37 años siendo del Betis, y seguirá así. La mañana avanza, las anécdotas se repiten. El termómetro sube, los vencejos hacen vuelos rasantes sobre la iglesia. Los vecinos sospechan que este verano van a tener entre ellos menos días de lo habitual a Valverde, con casa propia en el municipio, con acceso desde la carretera y la calle Velasco.