El emergente Luka Doncic, la joya de la cantera del Madrid, su compañero en el conjunto blanco, Anthony Randolph y, sobre todo, Goran Dragic, estrella de los Miami Heat, sostienen las opciones de Eslovenia en la semifinal del Eurobasket que hoy le enfrentará a España (20.30 horas, Cuatro).

El joven talento de 18 años (los cumplió el pasado febrero) ha impactado en el Eurobasket con la misma fuerza que debutó en el 2015 en la Liga Endesa, cuando solo tenía 16 años.

Frente a la Letonia de Kristaps Porzingis, en los cuartos de final, concluyó con 27 puntos y 9 rebotes, la mejor anotación de un jugador de su edad en toda la historia del Europeo. Además es el único jugador junto a Pau Gasol que promedia 10 puntos o más (15,7), siete o más rebotes (7,7) y tres o más asistencias (3,1) y el que cuenta con mejor valoración de la selección eslovena (19,3) solo por detrás de Dragic (21,6).

EL CIELO, EL LÍMITE / «Por partidos como el de Letonia dicen que es el mejor de su edad. Tiene 18 años, pero juega con mucha cabeza en los momentos calientes. Es mi compañero de habitación, es todavía un niño, pero me encanta. Todavía ve dibujos animados, series como Friends, pero somos tremendamente afortunados de tenerle aquí», afirma Dragic.

«El cielo es su límite», añade el seleccionador Igor Kokoskov, que cree que Doncic mejora en cada partido. «La forma en la que Doncic está jugando es realmente impresionante. Tienes que frotarte los ojos a veces porque no crees lo que está haciendo en la cancha», ratifica el técnico español Sergio Scariolo.

«Me ha impresionado Eslovenia. Han tenido una trayectoria fantástica, ganando todos los partidos y sabiéndose adaptar a cada encuentro», afirma Scariolo, que destaca, por encima de todo la capacidad de anotación y creación de Dragic y Doncic. «Es un equipo súper completo, con los roles muy bien definidos y con una sólida defensa que pocos tienen». El técnico italiano cree que España tendrá que jugar «casi perfecto» para prevalecer. «Cuando llegas a esta fase y estás tan cerca de una medalla no hay presión. Solo la satisfacción de llegar a semifinales y el sueño de jugar una final europea», apunta.