El ala-pívot holandés Jordy Kuiper es el séptimo pasajero de la nave del Cáceres Patrimonio de la Humanidad 2019-20. Al igual que pasó con Kosta Jankovic y Jorge Bilbao, se trata de una apuesta de riesgo para un club en el que no sobra el dinero: a los tres les une tener una experiencia profesional escasa después de haber culminado su formación en la liga universitaria estadounidense. Pero tienen juventud y, por lo que se intuye, hambre, lo que se quiere como nueva marca de la casa.

Al contrario de lo que sucede con Jankovic y Bilbao, a Kuiper se le tiene reservado un papel muy importante. De él han gustado muchos aspectos en la pila de vídeos que han visto de él tanto el entrenador, Roberto Blanco, como el director deportivo, Sergio Pérez. Sería raro que no fuese titular, aunque tendrá que ganárselo, como todos.

El personaje, como mínimo, promete. Es zurdo, tiene 24 años, mide 2,06, puede jugar como ‘4’ y como ‘5’ y carga con el apodo de ‘Vanilla Gorilla’, una doble referencia a su piel blanca mezclada con su estilo de juego agresivo y muy atlético.

A su favor se encuentra haber culminado su formación en una universidad de buen nivel como la de North Carolina-Greensboro, donde permaneció cinco años (2013-18) con promedios de 7 puntos y 4,8 rebotes. Cada temporada fue mejorándolos.

Después, su salto al profesionalismo se produjo en una liga modesta como la primera división islandesa, donde ha firmado la pasada temporada 16,8 puntos y 7,8 rebotes con el UMF Grindavik, un equipo eliminado en los cuartos de final.

«MIS HERMANOS DE CÁCERES» / En el Cáceres han tardado poco en destacar sus virtudes: «se caracteriza por su potente físico y su capacidad para jugar desde el poste bajo tanto para anotar como para pasar», apunta el club, que se apoya en el análisis que realiza de él Roberto Blanco. «Es un buen jugador de pick-and-pop, lo que le permite encontrar tiros liberados y jugar de cara», sostiene el técnico, que también menciona que tiene «mucho carácter y liderazgo dentro de la pista a pesar de su juventud».

En el comunicado en el que se anuncia su fichaje se adjuntan unas declaraciones del propio Kuiper, que se define como «un jugador versátil con pasión y energía» y en las que llega a decir que juega cada partido «como si fuera la última vez que levantara un balón». «Soy un defensor muy físico que hace lo que sea necesario para ganar con mi equipo», añade. Entusiasmo no parece faltarle: «Sé lo que se necesita para ganar y no puedo esperar para construir un equipo campeón con mis hermanos de Cáceres. No he oído más que cosas maravillosas sobre la ciudad y el club, tengo muchas ganas de conocerlo todo y ponerme a trabajar».

SIETE DE DIEZ / En su esprint de la última semana la plantilla ya está muy avanzada, con cinco jugadores confirmados en apenas una semana sin contar uno más del filial que estará en la dinámica del primer equipo.

Blanco ya cuenta con seguridad con Ricardo Úriz y Aitor Zubizarreta como bases, Luis Parejo y Niko Rakocevic como escoltas, Kosta Jankovic a medio camino entre la posición de ‘3’ y la de ‘4’ y Rubén Bilbao y el fichaje de ayer como interiores.

Al Cáceres, incluso con Kuiper, le siguen faltando centímetros, fuerza interior. En la estrategia de la entidad se están reservando muchas ‘fichas’ para el teórico ‘5’ titular, un jugador en el que no se puede fallar porque sobre él recaerá también gran parte del protagonismo en las dos zonas. También faltaría algún pívot más --interesó la continuidad de Bakary Konate, pero la desaconsejaron sus altas pretensiones económicas-- y quizás algún exterior que sea polivalente.