El Extremadura rema al contrario de la lógica del fútbol. Sigue sacando más puntos lejos de su estadio que en el Francisco de la Hera. El por qué, nadie lo sabe. O nadie lo encuentra, de momento, salvo que nos agarremos a las continuas maldiciones que persiguen a los azulgranas cuando actúan como locales.

Si nos atenemos a esto último, ayer podríamos hablar de varias. Una sería la de Jon Pérez Bolo, mítico ex jugador de Rayo Vallecano o Athletic, que ahora defiende desde el banquillo los intereses de la Ponferradina. En sus inicios como técnico, hace unos años, ya eliminó al Extremadura de un playoff de ascenso a Segunda B cuando era técnico del Arenas de Getxo. Ganó 1-4 nada menos. Ayer no ganó, pero sobre el campo su equipo dominó al Extremadura y en la pizarra estuvo mejor. Más que una maldición, es un mérito del técnico vasco.

Más maldición parece lo del VAR, aunque en esta ocasión lo cierto es que ayudó al árbitro a pitar lo que sí era correcto, que fue un penalti para los bercianos en el segundo acto. La jugada clave anuló el gol a Kaxe, pero vio un penalti de Casto en la acción que Yuri convirtió. Lo de la maldición no va por el aciero o el error, sino porque el VAR, de momento, no ha dictaminado ninguna acción favorable al Extremadura en el Francisco de la Hera. De momento.

Si hubiera que agarrarse a otra maldición, ésta dolería menos. Y es que Manu García, que volvía a Almendralejo como portero de la Ponferradina, tuvo algunas paradas de mérito que pudieron frenar a los azulgranas. Especialmente clave fue un paradón a bocajarro que le hizo a Cristian y que podría haber significado el 2-0. Además, estuvo muy seguro por arriba en todo momento.

El portero de Pedrera vino acompañado de muchos amigos y sus familiares, que volvieron a sentarse en los asientos del estadio almendralejense y lo hicieron como en casa, pues guarda muchos recuerdos y amistades de la ciudad.

Manu fue ovacionado cuando salió a calentar, por cada fondo antes del partido e, incluso, la grada de Almendralejo esperó a la conclusión del encuentro para darle una serie de aplausos más. Está más que demostrado que a las buenas personas se le reconocen más por cómo son que por lo que hacen. Y Manu García siempre será un héroe para el público de Almendralejo.

Por cierto, su camiseta se la llevó Willy, un buen amigo suyo al que ya se la había apalabrado incluso antes de venir, aunque el portero de Pedrera reconoce que ha dejado unos cuantos de encargos pendientes para enviar.

La Ponferradina visitaba por primera vez Almendralejo y se presentó en tierras extremeñas con un puñado de aficionados muy animosos que se sintieron como en casa en todo momento. Muchos peñistas tuvieron la oportunidad de disfrutar durante la previa con los aficionados del Extremadura, con los que comieron y departieron de fútbol.

La entrada de 7.205 aficionados ha sido la mejor en lo que va de temporada en el Francisco de la Hera. La racha de victorias, unida a un buen horario y una jornada extraordinaria en lo climatológico, ayudó para que el coliseo almendralejense luciera un gran aspecto ayer.

Entre los presentes también hubo un histórico, el gran Paco Amador. El que fuera portero del CF Extremadura en la etapa dorada de los de Almendralejo, vino a ver el equipo de su buen amigo Manuel Mosquera. Amador guarda una estrecha relación con Pepe Tirado, que reside en Almendralejo y trabaja actualmente para la Academia del Extremadura.