Cuarta victoria consecutiva de un Cáceres Patrimonio de la Humanidad que está que se sale (85-73). Ante un deteriorado Liberbank Oviedo fue construyendo un nuevo éxito que multiplica sus ilusiones. El aficionado está empezando a cogerle el gusto a la revolución que está promoviendo el ejército de Roberto Blanco y la prueba es que anoche se produjo la mejor entrada de la temporada.

Lo mejor es que ni siquiera hizo falta sacar la mejor versión más que en algunos tramos. La confianza lo es todo. Hay un dato impresionante: la pasada temporada se necesitaron 26 jornadas y llegar al 15 de marzo para sumar las mismas victorias, siete, que se contabilizan ya en la undécima.

Desde el principio se vio que el Cáceres podía aprovechar el agujero que tenía en la zona su rival. La ausencia de dos de sus pívots fundamentales, Oliver Arteaga y Devin Wright, dejaba una autopista para Arkeem Joseph, que cuando no tiene jugadores de gran tamaño delante es algo parecido a imparable. Sus compañeros supieron leerlo y él transformó los balones en canastas fáciles para dar la iniciativa a los verdinegros. También ayudó un energético Ferrán Ventura, atinado en los dos lados de la pista y que terminaría siendo el mejor.

Pese a ello, con la primera rotación el partido todavía no acababa de definirse (19-15, min. 10). El Oviedo pareció por momentos el típico equipo noqueado por las circunstancias, al que cualquier contratiempo se le hace un mundo, pero conserva piezas de enorme calidad. Una de ellas es Rolandas Jakstas, bien conocido en el Multiusos y que, con sus tiros de media distancia y la colaboración de Davis Geks, alimentó una frágil igualdad.

Pese a la evidente ansiedad de Ricardo Úriz por anotar, el Cáceres parecía más fuerte y empezó a demostrarlo mediado el segundo cuarto. El fuerte ritmo que impone en defensa y los fogonazos de ataque fluido y feliz que tiene a menudo acaban minando al quien se pone por delante.

Solo una absurda canasta recibida en el último segundo del primer tiempo impidió una diferencia que hubiese sido jugosa, pero el 47-37 del descanso resultaba un mensaje excelente, muy en la línea de lo que ha sucedido las últimas semanas.

Todo lo entretenido hasta entonces se volvió pesado y lleno de errores a la vuelta de vestuarios. Los dos equipos sufrieron un colapso importante a nivel ofensivo que favoreció al Cáceres, que mantenía su distancia de seguridad (61-49, min. 30).

Los ovetenses no terminaban de rendirse, apreciándose el gran progreso que está teniendo el único jugador nacido en Cáceres de la LEB Oro, Alex Reyes (15 puntos y 14 rebotes). Pero se vio obligado a jugar por dentro cuando en realidad es un alero.

La eliminación de Jakstas (min. 32) fue otra piedra en el ataúd visitante. El Cáceres no cejó en su énfasis defensivo, pero perdió frescura en ataque. Eso le penalizó poco y los últimos minutos se fueron descontando torpemente, con los árbitros uniéndose al tono fallón de los jugadores y un desenlace que ya estaba escrito hacía mucho tiempo. Ni el marcador terminó de romperse ni el Oviedo llegó a acercarse hasta el punto de generar nervios.

Otra a la saca del ‘robertismo’. ¿Es el momento de replantear metas? Cuando se juega con tanta sangre en el ojo como esta gente, la salvación se queda pequeña.

CÁCERES 85 - 73 OVIEDO

Marcador por cuartos: 19-15, 47-37 (descanso), 61-49 y 85-73 (final).

Árbitros: Quintas, Fernández y Piñeiro. Eliminado: Jakstas (min. 32) y Sanz (min. 37).

Pabellón: Ciudad del Cáceres.

Espectadores: 1.600.

Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Ricardo Úriz (15), Nikola Rakocevic (3), Ferrán Ventura (16), Jordy Kuiper (9), Arkeem Joseph (11) -cinco inicial- Aitor Zubizarreta (7), Luis Parejo (5), Milan Nikolic (11), Sylvester Berg (4), Jorge Bilbao (4).

Liberbank Oviedo: Jorge Sanz (4), Davis Geks (18), Víctor Pérez (1), Alex Reyes (15), Rolandas Jakstas (11) -cinco inicial- Sergio Llorente (6), Matti Nuutinen (18), Sergio Arias (0), Alejandro Rodríguez (0).