«Seguirá seguro». Dentro del Cacereño lo tienen claro: Julio Cobos será el entrenador del equipo en la Segunda RFEF la próxima temporada. En caliente (tras el ascenso) y en frío (este viernes) el pensamiento es idéntic:la confianza en el de Valdehornillos es absoluta, mucho más allá de su vinculación al club, en el que ejerce de técnico y también director deportivo y tiene firmado un año más de contrato.

Las especulaciones sobre el entrenador han sido variopintas en las últimas fechas, llegándose a afirmar que incluso podría firmar por algún club de la región extremeña. Los próximos días (o incluso horas) se hará oficial, pero solamente un giro de los acontecimientos haría que Cobos no siguiera por tercer año consecutivo en el decano extremeño en lo que está siendo su segunda etapa como técnico verde. La confianza en él del presidente, Carlos Ordóñez, y sus más estrechos colaboradores es absoluta.

En el CPC se ha respirado profundamente desde el pitido final ante el Coria. No haber logrado el ascenso hubiera sido un fiasco de primera magnitud. Por eso se festejó tan a lo grande el éxito, circunstancia que tuvo un nuevo episodio en la noche de este viernes, con el recorrido en autobús por el centro de la ciudad y la recepción del alcalde, Luis Salaya, y la corporación municipal en el salón de actos del ayuntamiento, donde se produjo la felicitación.

Aficionados junto a la Fuente Luminosa. Cedida

La noche fue larga para algunos en el estadio Príncipe Felipe, donde se improvisó una fiesta distendida con toda la familia verde y sus allegados. Las escenas de euforia fueron contínuas, también de los aficionados, algunos de los cuales terminaron, como es tradición, al lado de la Fuente Luminosa, vallada s en previsión de que pudieran producirse daños.

Las caras de Bernabé y Fassani, fundidos en un abrazo eterno, con el uruguayo convertido en héroe tras su gol; la alegría de Marvin y los suyos; la de Teto con su gente, su peña de El Batán y su primo, Rubén Carrasco, que no pudo estar ante el Coria por sanción; el cumpleaños del delegado, Carlos Acha, que se adelantó en el tiempo; el balón del ascenso, que tocaban como si fuera puro oro aficionados como Jesús Corchado, Álvaro Franco o José Monforte o las piruetas ya de noche de Francisco en la plaza Mayor. El decano goza. Y mucho.