Definitivamente, el Extremadura es una montaña rusa. Pero de esas que te dejan sin aliento durante minutos para después resoplar y mover los árboles de medio bosque. En el último suspiro, cuando se mascaba la tragedia y cuando el pesimismo más absoluto se había apoderado de la grada azulgrana, el club anunció ante sorpresa de todos que los nuevos fichajes se habían inscrito para jugar esta temporada, después de que la FIFA haya aceptado la cautelar que el club había presentado para poder validar las inscripciones y que es la misma que le ha permitido competir en Primera RFEF por su atípica situación de proceso concursal. 

El movimiento puede considerarse como un segundo ‘match ball’ levantado por el club en tiempo récord. No haber inscrito a los futbolistas hubiera supuesto un escándalo deportivo y una caldera en el vestuario, con jugadores fuera de competición y de brazos cruzados. Estar inscritos le da piezas a Manuel Mosquera para afrontar partidos, alivio a esos jugadores que se veían fuera y un horizonte ligeramente más esperanzador a una afición que vive a mil pulsaciones en este parque de atracciones llamado Extremadura. 

Lolo González, Varela, Pedro López y hasta Jaguar, del que parecía despedirse todo el mundo sin tan siquiera llegar, se han inscrito y jugarán con el Extremadura. El club ha tirado definitivamente por la calle del silencio. Trabajar en la trastienda, no perder tiempo en declaraciones y buscar soluciones y remedios de urgencia para hacer funcionar a un club que sigue dependiendo de lo más importante: el dinero del supuesto grupo inversor. Porque esta última parte, la de la inversión del grupo que ha firmado el acuerdo con el presidente Manuel Franganillo, es la que falta para dotar de tranquilidad y sosiego a todas las parcelas del club, que vive en un mar de emociones convulsas. 

Según ha podido saber este periódico, desde la directiva del Extremadura se sienten tremendamente aliviados con la consecución de la inscripción de los jugadores. El club vuelve a ganar algo de tiempo para seguir haciendo gestiones que terminen de desbloquear la llegada de capital del grupo inversor. El vestuario respira, pero sabe que lo importante es el dinero en sus cuentas corrientes. Lo único que ahora les otorga tranquilidad. 

Zarfino

Durante el último día de mercado también se produjo la marcha de Gio Zarfino, que días antes había confirmado que se iba a quedar en la plantilla tras no tener acuerdos con el club. Sin embargo, quedarse un jugador con dos temporadas a razón de 400.000 euros por cada año era una temeridad insensata para un club que se encuentra sumido en proceso concursal y cuyo cometido ahora mismo es soltar el máximo lastre económico posible. 

Quizá por todo esto, el Extremadura y Zarfino se pusieron manos a la obra para desbloquear la situación y llegar a un entendimiento que permitiera la salida del jugador sin coste para el club. Zarfino rescinde su contrato perdonando las nóminas de julio y agosto, pero ganando la posibilidad de ser libre para firmar por otros equipos. De hecho, su fichaje se anunció más tarde por el Alcorcón de Segunda División.

Las aguas vuelven a calmarse momentáneamente en el Extremadura. Acaba de pasar por una de esas circunferencias que quitan el hipo. La montaña rusa sigue en funcionamiento. Tremenda su historia.