Contar en tu trayectoria como jugador con varios ascensos a Segunda División no es algo que puedan decir muchos jugadores actuales de la Tercera extremeña. Uno de ellos es Jesús Rubio, que este verano se ha convertido en uno de esos fichajes random del mercado tras su llegada al Miajadas. «De momento las sensaciones son buenas y mi principal objetivo es llegar lo mejor posible al primer partido contra el Azuaga», relata el placentino sobre su aterrizaje en el cuadro tomatero. El recibimiento por parte de la directiva y sus nuevos compañeros también ha sido bueno, aunque como él mismo reconoce, suele adaptarse bien a los equipos a los que llega. Al fin y al cabo lleva casi 20 años de un equipo a otro desde que con 15 decidiera salir de su Plasencia natal para recalar en las categorías inferiores del Villarreal. 

Por trayectoria es uno de los mejores jugadores que este año se podrán ver por los campos de la Tercera extremeña. Recreativo de Huelva, Extremadura, UCAM Murcia o Villanovense son solo algunos de los equipos en los que ha militado Jesús Rubio. Con los onubenses incluso disputó partidos en Segunda División como profesional. Con el Villanovense fue clave en el casi ascenso a Segunda de la 2016-2017 con 16 goles en una temporada histórica para los serones.

Pero ahora afronta una nueva etapa tras un verano complicado en el que ha participado en las sesiones AFE de jugadores sin equipo tras salir del Atzeneta. «Estuve esperando alguna oferta y cuando me salió la oportunidad de entrenar con AFE no lo dudé porque necesitaba estar a tono por si me salía algún equipo», reconoce. 

Un mercado atípico

Tampoco esconde su descontento ante la nueva reestructuración de la Segunda B, ahora llamada Segunda RFEF. «Muchos equipos de los que han subido a Segunda RFEF quizás no estén capacitados económicamente para una categoría así y han optado por jugadores de la zona o del año anterior», algo que para él ha hecho que el nivel de los clubs sea menor y que otros jugadores con trayectoria y recorrido en Segunda B se hayan quedado sin equipo por diversas circunstancias. «Hay unos 50 equipos que no pueden permitirse el lujo de pagar a jugadores para que traigan a su familia con ellos», recalca. 

Su principal objetivo era el de jugar en la región, aunque las ofertas que le llegaron no fueron suficientemente atractivas. Luego salió la oportunidad de ir al Miajadas y no se lo pensó dos veces antes de aceptar.