Cacereño y Mérida empatan en un test de más a menos

Uno de los platos fuertes de la pretemporada en el fútbol extremeño fue claramente de más a menos. Cacereño y Mérida empataron sin goles en un choque en el que quizás la primera parte les pudo valer para algo a los dos entrenadores, Julio Cobos y Rai Rosa, pero que decayó claramente en la segunda, embarrada definitivamente por la lesión de Bonaque y la expulsión de Chuma.

La intensidad y los acercamientos a las dos metas fueron descendiendo. El anfitrión, que volvía a su feudo después del sabor agridulce dejado por el ‘casi ascenso’ de la pasada temporada, perdió una buena ocasión, en superioridad numérica, de vencer a un rival de Primera Federación, aunque al menos puede seguir presumiendo de que no ha encajado un solo gol en lo que va de preparación.

El Mérida se plantó en el Príncipe con siete bajas importantes: Akito sigue en Japón y están lesionados Acosta, Álvaro Juan, Diego Parra, Palomares y Elejalde, mientras que por precaución no jugaron Sandoval e Israel. Mientras, en el Cacereño solo faltó Deco.

Los verdes estuvieron mejor hasta la pausa de hidratación, aunque en ocasiones y en llegadas el peligro era el mismo en ambos equipos. Pero, con una buena presión, el CPC jugaba más en el campo del Mérida que viceversa.Sin embargo, los romanos mejoraron ostensiblemente tras refrescarse y superaron a su oponente en dominio, posicionamiento y ocasiones. 

La primera había llegado en el minuto 6 un disparo de Chuma desde dentro del área que Robador despejó a córner. La respuesta fue un pase filtrado de Lolo Pla a la derecha que culminó Fran Viñuela con un centro que Elo despejó a córner para conjurar el peligro. El propio Lolo Pla volvió a generar problemas a sus excompañeros poco después, topándose con Elo.

Un despiste en el córner en el 21 permitió una osada incursión de Barba que acabó en nada. El primer remate cacereño no se produjo hasta el 31. Antes del descanso, Chuma y Escardó escenificaron el dominio emeritense con sendas oportunidades. 

SEGUNDA PARTE

Tras la reanudación, el Cacereño volvió a empezar mejor, más intenso. Eso se tradujo en una rápida ocasión en un chut de Diego Díaz, que acababa de salir, que primero fue interceptado por José Andrés. El rechace lo recogió Barba, que obligó a la defensa romana a emplearse a fondo para despejar a córner.

Desde esa jugada hasta la lesión de Bonaque (min. 61) no ocurrió casi nada. Ver al emeritense retirarse con el tobillo dolorido quizás llevó a los dos equipos a firmar algo así como un tratado de paz. Sí que resultó llamativa la expulsión de Chuma en el 70: estaba ‘picado’ con los defensas del Cacereño y decidió tomarse la justicia por su mano con dos duras entradas que le costaron sendas tarjetas amarillas. La recta final, en la que el Mérida se permitió alinear a dos juveniles, fue un correcalles sin demasiada sustancia.

Al Cacereño le espera ahora el Montijo este miércoles, mientras que el Mérida cerrará su preparación ante el Coria el día siguiente. 

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