Las casi 30.000 hectáreas de invernaderos agrícolas que desde los años 80 se han extendido por la comarca del Poniente, en Almería, han causado un inesperado efecto refrescante en el clima local. Mientras que las temperaturas suben sin excepciones en toda España, en los observatorios meteorológicos situados en el llamado mar de plástico se comportan en sentido contrario, con un descenso de 0,3 grados por década. El fenómeno no había pasado inadvertido en medios científicos, pero ahora un estudio ha propuesto una explicación: como si se tratara de un espejo, el color blanco de los plásticos refleja la luz solar hacia la atmósfera y ello frena el calentamiento de la superficie. El trabajo, publicado en la revista Journal of Geophysical Research, ha sido coordinado por un grupo de investigadores encabezado por Pablo Campra, profesor de la Universidad de Almería.