Apenas un día después de comprometerse ante José Luis Rodríguez Zapatero a democratizar su país, Teodoro Obiang pasó ayer a los hechos en el último día de su visita a España. El dictador de Guinea Ecuatorial exigió a los españoles que no apoyen a la oposición ecuatoguineana porque es una actitud "irracional", tachó a sus detractores de "resentidos" y repartió 50.000 euros entre sus fieles al inaugurar la nueva sede de la embajada en Madrid.

En su discurso, a las fuerzas parlamentarias españolas, que cancelaron un acto del mandatario africano en el Congreso, Obiang las conminó a "seguir" las "políticas del Gobierno y del Rey". Describió a su país como un "remanso de paz" donde "hay democracia y se respetan los derechos humanos", tras lo cual pidió a los españoles que no sean "envidiosos e irracionales" y "abran la puerta" a los ecuatoguineanos. Y prometió un "trato preferencial" a España por lo que respecta al petróleo ecuatoguineano.

Al final de su intervención, un ayudante le alargó un sobre. "Os he traído un regalo. Os he traído 50.000 euros", dijo el polémico mandatario. El público, 150 personas, estalló en una salva de aplausos.