Es casi el único punto en el que populares y socialistas coinciden respecto a su agenda para los próximos años: no tocar la Constitución. Pese a que ambos partidos llevaron de nuevo en sus respectivos programas electorales una propuesta de reformas concretas de la Carta Magna, ahora consideran que no es el momento de abrir esa carpeta, ante la magnitud de la crisis y el desgaste que, por razones diferentes, les acarreó la cuestión territorial en la anterior legislatura. Según el punto de vista del PSOE, la falta de voluntad del PP para consensuar su plan de reforma constitucional es la principal excusa para no llevarla a cabo.