Un pulso titánico protagonizaron ayer Mariano Rajoy y el más dotado para la oratoria de todos los ministros del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Premio del pulso? El líder del PP suscribió ayer sin aportar pruebas la tremenda acusación que el jueves formuló la secretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal: que el Gobierno mueve los hilos de una gran conspiración contra el principal partido de la oposición y que, en consecuencia, ni el caso Gürtel ni el caso Palma Arena deberían merecer atención alguna en tan críticos momentos para la democracia. Rubalcaba tuvo que echar mano de su musculatura verbal para desmontar la estrategia de los populares: "Si lo que tienes que tapar es pequeño, basta decir una cosita pequeña, pero si lo que tienes que tapar es muy grande, hay que decir una barbaridad muy grande".

La pelea en la que andan metidos PP y PSOE sobrepasa ya el calificativo de estival porque es inexacto por muy suave. A esta alturas, el Duelo a garrotazos de Goya es una imagen más precisa de la degradación de las relaciones entre socialistas y conservadores. Un ejemplo de las profundidades abisales en las que nada estos días la política española lo puso el secretario general del Grupo Popular en el Congreso, José Luis Ayllón. Visto que Rubalcaba tachó de "infamia gravísima" la acusación del PP, supuso que tal vez el ministro usó idénticas palabras a mediados de los 90 cuando se acusó al Gobierno de estar detrás del GAL.

TAPAR ERRORES En esencia, Rajoy dio por buenas las acusaciones de Cospedal, y Rubalcaba expuso que las acusaciones del PP no son más que una cortina de humo. Pero las apariciones de ambos fueron interesantes por-