José Luis Rodríguez Zapatero ha dado al fin el golpe de timón que se esperaba para remontar la caída en picado del Gobierno en los sondeos. La profunda reforma del Gabinete anunciada hoy se la reclamaban desde hace meses los que han sido los dos principales inspiradores y ganadores de la crisis, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco. El primero pasa a convertirse en el hombre fuerte del Ejecutivo sustituyendo a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, la principal sacrificada por el cambio y a quien se atribuye haber logrado frenar esa renovación durante meses. Zapatero estaba satisfecho de la labor de coordinación del Gobierno llevada a cabo por su número dos, pero su papel cada vez más irrelevante como portavoz era criticado por casi todos los que tienen acceso directo al presidente.

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Esta será la principal tarea que deberá abordar Rubalcaba. Enderezar la maltrecha política de comunicación del Ejecutivo. Zapatero le ha impuesto, contra su voluntad, que siga al frente del Ministerio del Interior para culminar la liquidación de ETA que tan bien ha pilotado. Blanco, por su parte, ha conseguido desplazar del partido a Leire Pajín, con quien mantenía serias dirferencias, pero su victoria no es tan neta. Pajín se hace cargo de un superministerio, que aúna el actual de Sanidad --ocupado hasta ahora por Trinidad Jiménez, que sale reforzada y pasa a Asuntos Exteriores en sustitución de Miguel Ángel Moratino-- y los restos de Igualdad. Su sustituto como secretario de organización del PSOE, el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias no era, además, el candidato apadrinado por Blanco. El dirigente aragonés mantiene una excelentes relaciones con Pajín. Rubalcaba tampoco ha asumido toda la herencia de De la Vega. Era imposible compatibilizar Interior y Presidencia. Este ministerio lleva a cabo la coordinación del Ejecutivo y de este con el grupo parlamentario. Para este puesto, Zapatero ha repescado a Ramon Jaúregui, un histórico exiliado en el Parlamento Europeo.

Otra de las incorporaciones es la de Valeriano Gómez, que reemplazará a Celestino Corbacho en el Ministerio de Trabajo, y la de la hasta ahora consejera de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar, que asumirá la cartera de Medio Ambiente.

En total, la remodelación del Gobierno, la más amplia hasta ahora, supone cambios en la titularidade de seis carteras, así como la supresión de dos ministerios; el de Vivienda --que se integrará en Fomento-- y el de Igualdad --que se integrará en Sanidad y Política Social--. Con la remodelación, el Gobierno ha pasado de 17 a 15 ministerios.

Uno de los damnificados en esta crisis de gobierno es el PSC, que, con la marcha de Corbacho, ve reducido su peso en el Ejecutivo. Así, los socialistas catalanes solo cuentan en el Gobierno con Carme Chacón, titular de Defensa.