Los responsables de los comités de estrategia de PSOE y PP llevan días dándole vueltas a una incógnita: ¿puede tener influencia real en las urnas el movimiento de jóvenes indignados que han tomado las calles españolas? Pues sí. O al menos, es lo que alegó ayer la Junta Electoral Provincial de Madrid para tratar de prohibir sin éxito las concentración que, en la madrileña Puerta del Sol, estaba convocada anoche. "Se considera que la petición del voto responsable a que se hace referencia por parte de Democracia Real Ya puede afectar a la campaña y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto", apuntó el presidente de la citada junta en una resolución, ayer.

Ese fue el argumento más polémico que se utilizó para intentar frenar las protestas. Pero no fue el único. La Junta Electoral de Madrid coincidió con otras juntas de zona en que no se podía dar el visto bueno a convocatorias que no cumplían los plazos requeridos (hay que solicitar autorización al menos diez días antes), ya que no existían "causas extraordinarias y graves" que justificaran su urgencia. Pero esos motivos fueron desoídos por miles de personas, que desafiaron a la autoridad y acudieron a las citas.

POLVAREDA POLITICA La decisión de los organismos electorales no gustó a los protagonistas de las protestas, que optaron por no darse por aludidos y llenar las plazas. E inquietó a algunos sectores políticos, a tenor de las declaraciones que ayer hicieron determinados dirigentes --sobre todo de la izquierda--, al conocer que se censuraban oficialmente las concentraciones en Madrid, Sevilla, Granada, Oviedo y Gijón. ¿Quién solicitó el criterio de las juntas electorales? Las respectivas delegaciones de gobierno en las comunidades de turno, que se vieron obligadas a dar este paso porque docenas de ciudadanos particulares, siguiendo instrucciones de la web www.tomalaplaza.net, habían "rellenado instancias para el blindaje jurídico de las acampadas".

La duda que queda es qué ocurrirá en la jornada de reflexión si ayer, con la simple convocatoria de asambleas ciudadanas y su posterior prohibición, se levantó tal polvareda. La respuesta la dará hoy la Junta Electoral Central, que fijará un criterio común para todo el país a petición de la Generalitat catalana, muy preocupada por las directrices a seguir el día previo a los comicios en caso de vulneración de la ley electoral, que impide las concentraciones de carácter político la víspera electoral.

ZAPATERO Y RAJOY SE MOJAN El devenir que puedan seguir las protestas y su capacidad de cambiar el voto de los indecisos trae de cabeza a los políticos. Ayer, todo el PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, hizo un desesperado intento de atraer a las urnas a los indignados, esos que dicen no sentirse representados por los grandes partidos. "Pido el voto al progresista crítico, porque votando a la izquierda siempre se puede exigir", dijo en Cáceres. Además, se anunció que los socialistas cambian el lugar del mitin de cierre de campaña, previsto inicialmente en la Plaza Mayor de Madrid (o sea, junto a la acampada juvenil). Será en Ifema.

Por su parte, Mariano Rajoy dijo entender el nacimiento de movimientos de protesta cuando hay un 40% de paro juvenil. Y añadió que los partidos políticos "no aciertan siempre". Hasta ayer, los conservadores pensaban que iban a ser otro azote para un erosionado PSOE. Pero ya hay cargos del PP que han advertido a Rajoy de que su grito de protesta puede llegar a los desencantados que, en las últimas semanas, han estado pidiendo el voto para ganar el 22-M y acelerar la salida de Zapatero del poder. Y hasta hay quien, como el alcalde de Valladolid, León de la Riva, difundió que todo es una conspiración contra el PP, tras la que a su entender se esconde Pérez Rubalcaba. Hay nervios.