En los últimos meses varios ayuntamientos han decidido poner fin al franquismo que campa aún por sus calles, en aplicación de la ley de memoria histórica. Compromís ha contado más de 1.200 vías y símbolos de la dictadura que perviven en España. El debate más encendido se ha vivido en Madrid. Tras cambiar el nombre de 30 calles con nombres de aroma fascista (Arriba España, Caídos de la División Azul, Caudillo) pese a la oposición del PP, Manuela Carmena ha vuelto a poner el debate sobre la mesa: ¿qué hacer con el Valle de los Caídos?

"Todos estamos de acuerdo en que es un lugar que debe mantenerse. No hay nadie que quiera dinamitar la zona, pero sí que sería correcto y considerable darle una nueva visión e incorporarle nuevos valores. El Valle de la Paz sería un buen nombre que otorgarle", propuso la alcaldesa de Madrid en una entrevista con Le Miau Noir . Aunque el Valle de los Caídos está fuera de su ámbito de actuación, ya que pertenece al municipio de San Lorenzo de El Escorial, cree que ha llegado la hora de reciclar un lugar de exaltación fascista. "No tiene sentido mantener el nombre de un monumento con el que se conmemora un golpe de Estado contra el Gobierno legalmente establecido".

Informe de expertos

José Luis Rodríguez Zapatero encargó en su día un informe a una comisión de expertos, presentado un mes antes de que dejara la Moncloa. En él se apostaba por que el Valle de los Caídos pasara a ser un centro interpretativo y de memoria democrática que expusiera "cuándo, cómo, por quién y por qué" fue construido y que los restos del dictador fueran exhumados para despojarlo de toda connotación política e ideológica.

Pero aunque sea el mayor símbolo franquista no es, ni mucho menos, el último vestigio que hay en el mapa español. Carles Mulet, senador de Compromís, presentó el 23 de marzo 1.200 preguntas en relación a otras tantas calles y símbolos franquistas que figuran en las bases de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Mulet reclamó que se verifique "calle por calle, municipio por municipio" si se han cambiado o no los nombres. "En caso de mantenerse oficialmente esta denominación, ¿qué medidas se van adoptar por parte del Gobierno para asegurar que se cumpla la ley de la memoria histórica? ¿En qué plazo de tiempo? ¿Y piensa adoptarse alguna actuación contra esa administración local por el incumplimiento de la ley?", se preguntaba el senador.

Desde las últimas municipales, el callejero se ha movido considerablemente. Quien haya paseado por San Vicente de la Barquera habrá experimentado la extraña sensación de caminar por la avenida del Generalísimo y la plaza de José Antonio. Una experiencia a la que el nuevo ayuntamiento puso fin al rebautizarlas como avenida de los Soportales y plaza Mayor del Fuero. Sin salir de Cantabria, el 7 de abril Santander aprobó el cambio de nombre de 18 vías y la eliminación de dos monumentos. Ante la división del consistorio, la medida se aprobó con el voto del alcalde del PP, Iñigo de la Serna.

Un planteamiento que no comparten todos sus compañeros de partido. Rosa Gallego, concejal popular en La Coruña, se mostró en contra la decisión de Xulio Ferreiro, alcalde de En Marea, de depurar el callejero, empezando por la plaza de José Millán-Astray, militar fascista nacido en la ciudad y fundador de la legión. Argumentó que estas medidas "causan un grave perjuicio, sobre todo cuando afectan a calles comerciales, por el elevado coste que supone para los afectados".