Salvo algunos sátrapas, cuando los próceres en horas bajas buscaban refugio, elegían destinos poco sofocantes y con un ecosistema social a la altura de su pedigrí. Pero Juan Carlos de Borbón eligió Abu Dabi, un lugar molesto no solo por su reputación y su clima extremos, sino porque, de requerir una corte, los Emiratos Árabes Unidos (y alrededores) ofertan gentes del 'showbiz', empresarios apurados y una infinita familia real que no destaca por la defensa de los derechos y libertades.

Una medida de la dificultad es que entre los residentes con 'punch' está el exazulgrana Xavi Hernández, entrenador del equipo Al-Sadd de Catar (a la espera de desembarcar en el Barça). Se conocieron en el Mundial del 2010 y seguramente coinciden en la idea de que aquello "no es una democracia pero funciona mejor que España". Sin embargo, el de Terrassa se alineó con Pep Guardiola y Gerard Piqué contra el juicio del ‘procés’ y fijo que, en su cabeza, el cataclismo del momento lo protagoniza Messi.

Otro con el que tomarse un Meritene podría ser Giorgio Armani, con alcoba permanente en el Armani Hotel, que ocupa 11 plantas del rascacielos Burj Khalifa de Dubái (el que trepó Tom Cruise en 'Misión imposible 4'). El italiano fue el autor del traje con cuello de chimenea que Letizia Ortiz llevó para anunciar el compromiso con su hijo Felipe -un tema para pegar la hebra-, pero el diseñador anda evaluando los estragos del covid en su negocio y quizá no esté por cruzar el Mediterráneo.

Escapadas improbables

Escapadas improbablesEntre las celebridades con mansiones en Dubái, que en un momento dado cogen el 'jet' y se plantan en un tris, están los Beckham y Madonna. El tándem inglés tiene un casoplón de 1,6 millones de dólares en Palm Jumeirah -que cedieron a los padres de Victoria- y un apartamento en el mencionado Burj Khalifa de 5 millones, pero el radar los localiza en los Cotswolds, tratando, según 'TyC Sports', de convencer a Messi para que fiche por el Inter Miami CF, del que el exjugador del Real Madrid es copropietario. Madonna, dueña de una lujosa propiedad en las artificiales (y fallidas) World Islands, tras pasar el coronavirus, ha volado a Jamaica con su familia y su último novio, Ahlamalik Williams, de 27 años, para celebrar su 62º aniversario. (No ha confirmado visita).

Al emérito se le reduce el círculo. Está la realeza de Bollywood, que frecuenta los emiratos como quien va el fin de semana a la segunda residencia, presidida por Shahrukh Khan, un ídolo de masas que posee una villa de 2,6 millones en Palm Jumeirah; y está algún familiar del fallecido Robert Mugabe, el tirano de Zimbabue; y celebridades como Cristiano Ronaldo -que hace unos días navegaba por aguas de Ibiza-, Novak Djokovic y Luis Figo, poseedores de una flamante 'golden visa' que les permite ir por allí como Pedro por su casa.

Lindsay Lohan mejor no

Lindsay Lohan mejor noY en Dubái vive Lindsay Lohan, muñeca rota de la factoría Disney -protagonizó la taquillera 'Tú a Londres y yo a California'-, despachada de la industria cuando la espiral de alcohol, cocaína y accidentes se convirtió en un problema para rodar. Entró seis veces en rehabilitación y sufrió el maltrato de su exnovio el millonario ruso Egor Tarabasov, hasta que en el 2008 se mudó a los emiratos y se puso a estudiar el Corán. Pero, aun estando ya 'limpia', su compañía tendría un impacto homologable al de la cacería de Botswana.

Así que el timón de la Transición ha tenido que apañarse con las prestaciones de la realeza emiratí, procurando no salir en las fotos con Mohamed bin Rashid al Maktoum, el primer ministro, cuya esposa, la princesa Haya de Jordania, huyó despavorida a Londres y lo denunció por secuestro. Menos custionables son su anfitrión, el archipoderoso Mohamed bin Zayed, forofo como él de la F1, y su hermano Mansour, un hombre ilustrado, con finca en Badajoz y presidente del fondo propietario del Manchester City.

A no ser que acierte una superespecialista en Zarzuela que sostiene que no ha estado solo. "¿Tres semanas sin compañía femenina? Yo, desde luego, digo que no".