Los chozos, zahurdas o bujíos fueron en su día una respuesta del campesino extremeño a las inclemencias meteorológicas, un refugio que debía guarecer en las circunstancias más hostiles aprovechando los materiales más accesibles para un diseño que buscaba sacar el mayor partido al espacio. Simples en apariencia pero de una gran complejidad constructiva, los chozos desafiaron los usos arquitectónicos y desafían todavía el paso del tiempo.

El libro Chozo de Extremadura, Joya en piedra --o Hut of Extremadura, Jewel in Stone --, escrito en español e inglés y editado por la Asociación por la Arquitectura Rural Tradicional de Extremadura -ARTE- aborda el estudio de los chozos y de las cabañas de piedra agropastoriles de la región.

Esta publicación, presentada el martes pasado en la Asamblea, de la mano del vicepresidente primero del Parlamento, Luciano Fernández, el presidente de ARTE, José Luis Martín y el decano-presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, Manuel Fortea, contempla una tirada de 1.500 ejemplares, cumpliendo así la encomienda dada por la Asamblea en el 2005 sobre el inventariado de estas construcciones en nuestra comunidad.

El libro, escrito por el catedrático de Arquitectura, Borut Juvanet, de la Universidad de Liubliana, en Eslovenia, es el recurso para el estudio de las cabañas en piedra seca. De planta circular u ovalada, existen cuatro tipologías diferenciadas. En primer lugar los chozos construidos enteramente de materiales vegetales, como juncos o escoberas, son conocidos como chozos de pastor. Tanto fijos como transportables, éstos últimos de precioso ingenio por el modo en que los pastores los trasladaban. El segundo tipo, el de muros de piedra y el techo vegetal, de caña de centeno o de bálago. También, los construidos completamente en piedra seca y con cerramiento en falsa cúpula, donde las hileras se aproximan hasta juntarse en las claves. Por último, el cuarto tipo, el más contemporáneo, pues presenta muros de adobe, tapiados o incluso de ladrillo cuya cubierta constaba de una estructura de madera y un tejado de teja árabe a dos aguas.

En Extremadura, según la asociación ARTE, se inventariaron en su día unos 200 en la zona de El Torno, 70 en Zafra o 105 en San Martín de Trevejo, a falta de un estudio regional, ya que están repartidos este a oeste y de norte a sur. Este libro es una excelente herramienta y laboratorio para la investigación, a partir de los estudios de los chozos de Alburquerque, de Fuente de Maestre, de Talarrubias, y en la alta Extremadura, en San Martín de Trevejo, los muros de las tierras de Granadilla, la bóvedas de Valle del Ambroz o los bujíos de los llanos de Cáceres. Una propuesta que dará a conocer, en toda Europa, la construcción rural tradicional de Extremadura.