Esta ruta recorre los caminos de un producto netamente extremeño, el pimentón. No en balde la historia recoge su nacimiento en nuestra región, concretamente en la zona de la Vera.

El pimiento llega a España de la mano de Cristóbal Colón que junto con otros frutos, se lo ofrece a los Reyes Católicos en el Monasterio de Guadalupe. Los monjes, a la vista de sus bondades gastronómicas lo distribuyen y difunde por otros conventos siendo los Jerónimos del Monasterio de Yuste los primeros en desecar el pimiento y utilizarlo como conservante.

Así el pimentón está ligado a la Vera, una comarca privilegiada por la naturaleza, regada por el río Tiétar que la atraviesa por torrentes y gargantas y cuyo microclima permite que, junto a espléndidos bosques, florezcan fértiles vegas.

El pimentón, puede ser de tres tipos: dulce, agridulca y picante, y se prepara mediante el secado tradicional del pimiento en un hogar de leña de roble o de encina, siendo volteados a mano hasta conseguir el punto idóneo de secado, que confiere al pimentón sus tres características esenciales: aroma, sabor y estabilidad de color

El pimentón es un elemento esencial de la cocina tradicional extremeña y un condimento y conservante maravilloso de nuestras chacinas por lo que dad su importancia se le llamó “el oro rojo”

La ruta del pimentón está salpicada de recetas, donde el toque mágico de su personalidad y diferencias lo marca su empleo. Así la cocina del cordero y del cabrito tan propia de la Vera, se distingue de otras zonas extremeñas por el uso del pimentón en todos sus guisos: el cordero sansero, la caldereta verata, el frite al modo de la Vera, los torteruelos o las piernas al horno.

Además la ruta es muy rica en recetas de la huerta como las ensaladas de pimientos, en mil formas y gustos. Las habas frescas en caldereta de Navalmoral, las habas peludas con arroz de Jaraíz de la Vera, las patatas de aborregas de Madrigal y el zorongollo en toda la ruta.

En Cuacos de Yuste, la cocina monacal sigue viviendo en todo su esplendor: el bacalao al estilo del Monasterio, los huevos de vigilia, o la trucha en salsa de almendra. En Jarandilla tienen fama sus sopas de patata, su cabrito y los revueltos de setas.

Los postres de la zona son la badila, unas natillas y lo cochones, castañas dulces.