Como es bien sabido, por la cantidad de anuncios en televisión de los carnavales, certámenes de murgas, chirigotas y elección de reinas del carnaval, estamos en la época de ello. Todo el mundo disfruta de estas fiestas a nivel popular que se celebran en diversas poblaciones cercanas de nuestra región, Badajoz y Navalmoral de la Mata por citar algunos de los más conocidos y de renombre.

En lo que respecta al tema que nos ocupa, los libros, son muchas las referencias históricas del Carnaval en los libros, baste recordar, ya en el siglo XII en el 'Libro del buen amor', del Arcipreste de Hita , considerado uno de los primeros libros como tal de nuestra literatura, la famosa batalla de don Carnal y doña Cuaresma, que hace referencia al origen de estas celebraciones y a la costumbre de disfrazarse, no tanto como lo vemos actualmente, sino que lo habitual era que hombres y mujeres cambiaran sus atuendos para vestirse del sexo contrario y comportarse como tales para mofa y jolgorio de todo el mundo.

El origen del carnaval se remonta a prácticamente la edad media, en la que la Iglesia tenía gran poder de convicción y gobernaba los pueblos con mano férrea. Dado que según las doctrinas religiosas, no se podía comer carne, ni acudir a espectáculos lúdicos, ni tan siquiera tener contacto carnal, se autorizó el llamado Carnestolendas, acepción popular de "carnes toleradas" en la que el pueblo daba rienda suelta a sus instintos y pecados capitales como la gula ante la inminencia de cuarenta días de abstinencia de todo ello.

En otro contexto, aparente más lujoso, se encuentra en archiconocido Carnaval de Venecia, con sus trajes de época y sus máscaras de nariz puntiaguda como signo diferenciador. Si bien el origen de estas máscaras se remonta al siglo XIV y no como pieza de burla o escondimiento, sino como un complemento médico. Sí, es cierto que este tipo de máscaras empezó a usarse por los médicos en la edad media durante la epidemia de peste negra que asoló nuestro continente. Los galenos sospechaban que los bacilos y virus que contagiaban la enfermedad se transmitían a través del aliento, por lo que el uso de estas máscaras que cubrían todo el rostro con una prominente nariz proporcionaba una distancia suficiente como para que el aliento no fuera inhalado por el médico, evitando así su contagio.

En cada país o cultura, atendiendo a sus orígenes y también, no hay que olvidarlo, al clima reinante en cada región, ya que es una época que habitualmente hace frío, aunque en el trópico no tanto, se celebra de un modo diferente. En Río de Janeiro con desfiles de bailarines, carrozas y música, en Canarias de un modo muy parecido y en Cádiz con sus famosas chirigotas y murgas que hacen escarnio de todo lo sucedido durante el año para disfrute del público asistente. En Nueva Orleans, es muy curiosa la mezcla de culturas, europea y africana que da lugar a una celebración muy diferente, con su Rey por un día. Con todo ello, disfruten de esta festividad que rompe los hitos religiosos en su origen y que se ha convertido en un referente mundial. Feliz carnaval.