"Me hace sentir bien, conozco a gente que ha necesitado sangre y sé por ello lo importante que es donar", cuenta Juan Andrés Acero sobre los motivos por los que al cumplir los 18 años --la edad mínima que exige la ley-- decidió involucrarse en la Hermandad de Donantes de Sangre de Cáceres.

Lo había visto en casa, su padre también era donante, y junto a Andrés Acero se ha unido ahora también su pareja Angélica Romero. A él le empujó a probar Jesús Domínguez Cuesta (presidente de la federación extremeña de donantes) y lo ha convertido en una rutina más. "Es muy gratificante ver que de esa forma puedes estar ayudando", dice. Vive en Malpartida de Cáceres y ambos suele acudir a donar cada tres meses, ya sea en las campañas que se desarrollan en la propia localidad o en alguna que haya en otra que esté próxima al municipio. Y como el boca-oreja también es importante, no deja de animar a todos los que están a su alrededor. "Les insisto mucho a mis amigos", dice.