Es un animal poco conocido pero su presencia indica que las aguas donde habita son de la mejor calidad. Por eso eligió el norte de Extremadura para quedarse a vivir. Sin embargo, su existencia está en peligro, apenas se han podido contabilizar unos 14 ejemplares en la comunidad y su desaparición de los ríos acabaría también con toda la especie porque el Galemys pyrenaicus, detectado por primera vez en los Pirineos, es la única que queda con vida -se han descrito cuatro especies de Galemys pero tres de ellas son fósiles en la actualidad-. Es lo que se denomina una especie monotípica.

Tras ese nombre científico está el desmán ibérico, también conocido en algunas zonas como almizclera por el olor dulzón de sus excrementos. Se trata de un topo de agua que escarba en los fondos de los ríos en busca de invertebrados acuáticos que llevarse a la boca. Mide unos 15 centímetros y se caracteriza porque tiene una trompa larga y aplastada y sobre esta unas vibrisas que le ayudan a detectar el movimiento de sus presas en el agua. «Se come los insectos que encuentra en el agua y solo vive en los rios muy limpios, con lo cual son indicadores de la calidad de las aguas y la calidad ambiental», explica María Jesús Palacios, bióloga y jefa de la Sección de Vida Silvestre de la Consejería de Medio Ambiente.

Desaparecido

Si hace años ya era difícil encontrarse con este animal en Extremadura, actualmente es todavía mucho más complicado porque está en peligro de extinción desde el 2001 en todo el Sistema Central. En cinco comunidades autónomas del mapa español, el desmán ibérico ha desaparecido y tiene la catalogación de «vulnerable» en la Cordillera Cantábrica, los Pirineos y Galicia.

En la región se estima que puede haber unas siete parejas en al menos siete términos municipales del norte de Cáceres. «En Extremadura solo lo tenemos en la Zona de Especial Conservación de la Sierra de Gredos y el valle del Jerte. El área de distribución era antes más amplia, hay citas antiguas que lo ubican también en la Sierra de Gata y las Hurdes».

Para evitar que se pierda en los lugares en los que aún sobrevive, la Consejería de Medio Ambiente acaba de poner en marcha un plan de recuperación para el desmán ibérico en el que se definen las medidas necesarias para salvar a este animal, que pasan principalmente por cuidar y mejorar su hábitat.

Este plan se basa en un estudio realizado por técnicos de la consejería junto con la Universidad de Extremadura gracias al proyecto europeo LIFE+Desmania que ha puesto de manifiesto el «grave peligro» de desaparición que amenaza a la especie en esta comunidad. «Estamos buscando excrementos de desmán por todas las gargantas del norte de Cáceres y procesándolos genéticamente con una técnica nueva que sacó la universidad para poder diferenciar si se trata de un desmán o de otro topo o micromamífero. Con estos análisis científicos tenemos claro ya que los excrementos recogidos son de desmán y no de otro animal porque como es una única especie para un único género no se puede confundir». De estos primeros análisis se ha comprobado que hay ejemplares de desmán al menos en siete términos de la región». Ahora los análisis se centran en averiguar el número de individuos y su sexo. «Estamos realizando la caracterización individual y cuando tengamos esos análisis de todos los excrementos que hemos recogido y que seguimos recogiendo tendremos el número aproximado de individuos», explica Palacios. De momento, han podido comprobar que hay desmanes hembra y macho, y al menos siete unidades reproductoras, es decir, siete parejas.

Amenazas en las riberas

Una de sus principales amenazas tiene que ver con el estado de los ríos. «Hay empresas o cooperativas que vierten directamente a los ríos y en esos lugares desaparece por la contaminación. Luego también hay zonas donde se está cortando toda la vegetación de la ribera y esta supone un refugio para este y otros animales porque además permite que haya sombra en los ríos y evita que desaparezca su alimentación», explica Palacios. A estos, añade un problema específico detectado en la región «y son las captaciones ilegales de agua de personas que meten gomas en los ríos para regar sin la autorización de la Confederación Hidrográfica del Tajo».

Detectada la situación del desmán y las amenazas que tiene en la región, el plan de la consejería establece las condiciones que deben tener los cauces y riberas donde habita. «Además de estar sombreados y tener vegetación en sus márgenes es importante que haya piedras y raíces de los árboles que le permita disponer de oquedades, porque el desmán no está siempre en el agua». Para mejorar la calidad de su hábitat, desde la consejería se están reuniendo con comunidades de regantes, agricultores, pescadores, ayuntamientos y vecinos para concienciar de la importancia de su conservación. «Por ejemplo, les estamos pidiendo que cuando tengan autorización de concesión de agua coloquen una rejilla que nosotros mismos podríamos suministrar para evitar que un desmán se pueda quedar atrapado en alguna de esas gomas, como nos los hemos encontrado». Quitar las barreras en los ríos, evitar azudes realizando tomas de captación de agua subterráneas, evitar dejar restos de la pesca, garrafas y otras basuras e incluso mitigar los incendios forrestales, que también suponen una amenaza para este mamífero en peligro. El documento recoge acciones para corregir esos «puntos negros» de los ríos pero requieren de la ayuda de todos. «Tenemos que concienciarnos y cuidar nuestros ríos no solo para salvar al desmán. Igual que ocurre con el lince, los territorios donde viven estos animales deben sentirse orgullosos de lo que tienen porque son animales que no existen en otros lugares del mundo. Es un privilegio y una marca de calidad», destaca la bióloga.

El SOS que lanza ahora la administración regional se apoya en otras actividades para divulgar no solo el peligro que corre este animal sino también su existencia, ya que el propio desconocimiento es otra de sus amenazas. La consejería editó hace tres años un cuento, Cuando Nino encontró a Nina, para acercar el desmán a los más pequeños.

A pesar de todas estas acciones, Palacios reconoce que es «muy difícil» que este animal deje de ser una especie amenaza, «pero al menos con este plan de recuperación vamos a intentar que deje de estar en peligro de extinción y pase a ser una especie vulnerable en un plazo de diez años».