Más de cuatrocientas personas tramitaron solicitudes de asilo en la comunidad autónoma entre 2015 y 2018. En concreto, fueron 409 los extranjeros que pidieron protección internacional por ser perseguidas en sus países de origen por motivos de raza, religión, género, nacionalidad, opiniones políticas, su pertenencia a un determinado grupo social o por su orientación sexual.

La tendencia en las peticiones recibidas ha ido claramente al alza en este periodo. Así, en el 2014 apenas si hubo cinco, por ocho del 2015 y 36 en el 2016. En el 2017 se pasó ya a 126, que prácticamente se duplicaron el año pasado, con 240. Un ritmo de crecimiento que continuó en el arranque de este año. En los dos primeros meses del 2019, según los datos facilitados por el Ministerio del Interior, ya se habían contabilizado 67, por lo que de continuar esta misma media mensual se acabaría el ejercicio por encima de las cuatrocientas.

«Hasta el 2015 no había organizaciones que trabajaran en la región con el programa de asilo. En ese año, a raíz de las crisis migratorias en el Mediterráneo por el conflicto sirio, es cuando empieza a haber un auge en las comunidades que históricamente no habían trabajado con este programa», explica Emilio José Romero, director autonómico del Programa de Atención a Personas Refugiadas de Cruz Roja. Además de esta entidad, que atiende refugiados en la comunidad autónoma desde el 2017, hay dos más que lo hacen actualmente: Fundación Cepaim y Accem.

En el conjunto del Estado, la cifra de solicitudes de protección del 2018 también fue récord, con más de 55.000. Y también los datos de enero y febrero, con 15.910 presentadas en todo el país, apuntan a que este volumen volverá a superarse en el 2019.

Igual que sucede a nivel nacional, en Extremadura son los venezolanos quienes lideran las solicitudes de asilo, con más de una cuarta parte del total. La profunda crisis política, económica y social en la que está sumido este país ha hecho que 110 de sus ciudadanos la hayan tramitado entre el 2015 y el 2018.

A continuación aparecen los colombianos, con 79 peticiones en estos cuatro años. En este caso, el aumento que se ha venido registrando ha estado motivado, por un lado, por el contexto de violencia que aún se vive en el país, a pesar de los acuerdos de paz alcanzados entre el gobierno y la guerrilla de las FARC. Por otro, por el hecho de que desde finales del 2015 los colombianos pueden viajar hasta Europa sin necesidad de visado.

Igualmente es elevada la proporción de expedientes de nacionales de varios países de Centroamérica. El régimen de terror que imponen las maras en El Salvador, Honduras o Guatemala ha hecho que las víctimas que buscan asilo en España para huir de esta situación se haya ido incrementando en los últimos años. En el caso de Extremadura se han contabilizado 46, 18 y 2 solicitudes, respectivamente, con este origen. Sin abandonar el istmo centroamericano, la crisis política y los enfrentamientos por los que ha atravesado Nicaragua también se han traducido en un crecimiento de quienes tratan de encontrar refugio en España. En Extremadura han sido once personas, todas ellas en el 2018.

También es significativo el número de peticionarios que huye del conflicto sirio (27). En Asía, tras Siria aparece Palestina, con ocho gestiones, mientras que de África las naciones con mayor número de personas en busca de asilo son Camerún y Guinea, ambas con 12.

El continente europeo tampoco se libra de los conflictos o de las persecuciones por motivos religiosos o de orientación sexual, entre otros. Dentro del viejo continente es Ucrania el Estado que aparece con más solicitudes (14 más otras 5 en el 2014). Un país que sufre desde hace un lustro enfrentamientos armados que afectan a varios millones de personas, en especial a las que viven en los espacios de contacto entre las zonas bajo control del Gobierno ucraniano y los separatistas prorrusos. De Armenia hay otras nueve solicitudes y de Albania y Georgia 6 más en cada uno.

DOS CENTROS / Para asistir a los refugiados Cruz Roja cuenta con dos centros en la región, situados en Mérida (con 25 plazas) y en Badajoz (con 40). En conjunto, desde el 2017 ha atendido en ellos de una u otra forma a 215 personas. Durante su estancia se trabaja con estos usuarios en cinco áreas: enseñanza del español; asistencia jurídica; empleo y aspectos sociales; atención psicológica; y la sanitaria. Para todos los migrantes que tienen una estancia continuada en los centros se solicita la protección internacional.

«Las tendencias van cambiando. En un primer momento tuvimos más personas de origen hispanohablante, luego de Europa del Este, de Georgia, Ucrania o Armenia, y ahora mismo en los recursos hay principalmente hombres de nacionalidades subsahariana», precisa Romero.

«Por cuestiones lingüísticas y culturales, muchos hispanohablantes sí quieren quedarse en España», aclara, si bien en el resto de usuarios lo más habitual es que deseen partir a otros estados europeos. «Para ellos este es solo un paso más. Buscan irse a otros países por cuestiones de lengua o porque sus familiares están viviendo ya en Francia, Holanda, Reino Unido o Alemania», aclara. «Eso nos pasó con la mayoría de las familias sirias que fueron atendidas en los recursos, que al final, de una u otra manera, se fueron a otros países».