«¿Por qué cumpliendo la normativa no se les da a estos niños algo de lo que están en su derecho?», es la pregunta que se hace cada día Fernando Rodríguez, padre de Mario, un menor de cinco años con trastorno del espectro autista que acude al CEIP San Isidro de Guadiana. Junto a Mario, al mismo centro asisten José Antonio y Diego, de siete años. Son tres alumnos con TEA en el mismo colegio pero que carecen de un aula especializada para ellos, tal y como sus respectivas familias llevan denunciando desde hace años.

«En el ‘cole’ hay casi 30 alumnos con necesidades especiales. Están desbordados», denuncia Rodríguez quien, además, contabiliza «hasta cinco cuidadoras diferentes» para estos niños en tan sólo dos años, «con lo que les cuesta hacerse a una nueva persona», resalta. «Los profesores estaban agobiados, lo que es normal, porque estos niños requieren de una atención continua», asegura.

«A mi hijo -continúa- hay que cambiarle los pañales, se traga cualquier cosa, necesita una persona pendiente de él».

Este padre cuenta su peregrinaje por distintas oficinas y los numerosos escritos que ha remitido a la administración tanto a título individual como con las otras familias y con colectivos que les apoyan: «No recibimos ninguna respuesta escrita de la administración. Lo que pedimos es que respondan y que digan por qué no, o que cambien la ley», denuncia.

«Si les preguntáis, ellos van a decir que los niños están atendidos, pero la norma dice que deben tener un aula propia TEA»

Una orden de 2015

Rodríguez hace referencia a la Orden de la Consejería de Educación del 12 de febrero de 2015 que establece el ratio para aulas con niños TEA a «entre tres y seis alumnos». «En las reuniones que hemos tenido en la Delegación Provincial me dicen que ‘el niño está atendido’ pero cumplimos todos los requisitos para un aula específica y no la instalan», remacha. Otra solución que se le ha planteado a Rodríguez es que lleven a Mario a Badajoz: «Nosotros somos de Montijo, el niño tendría que hacer 60 kilómetros todos los días. Más los que ya hace cuando vamos a Cáceres para su terapia. Con tantos kilómetros se volvería loco», explica.

A preguntas de este periódico, desde la Consejería de Educación de la Junta responden: «En este centro se han tomado medidas ordinarias para atender a la diversidad de su alumnado ya que recordamos que la idoneidad de la inclusión educativa es adoptar medidas ordinarias, como son dotar al centro con personal de refuerzo según las ratios. Según nos comunica la Inspección Educativa estas medidas están funcionando, por lo que no es necesario acceder a medidas extraordinarias, que pueden ir en detrimento de la inclusión ideal de este alumnado».

«Si les preguntáis, ellos van a decir que los niños están atendidos, pero la norma dice que deben tener un aula propia TEA y no la tienen», anticipaba Rodríguez.

Además, remarca que precisamente su hijo va a Guadiana en lugar de a un colegio en Montijo porque allí, al estar en el mismo centro que José Antonio y Diego, podría aceder a un aula TEA si la administración cumpliera con la normativa.

Mario, con sus padres en su casa de Montijo CEDIDA

El PP lo lleva a la Asamblea

Por eso, con el apoyo de la Asociación para la Inclusión Educativa de Extremadura (Adiex) y el respaldo de la AMPA, el ayuntamiento y el colegio, Rodríguez asegura que las tres familias van a seguir «batallando hasta el final». 

El Partido Popular va a llevar también el asunto al debate del pleno de la Asamblea de Extremadura de hoy jueves. «Mi mujer llora mucho porque esto es una injusticia y yo no voy a parar hasta que se resuelva», sentencia Rodríguez. 

¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista?

La Confederación Autismo España explica el Trastorno del Espectro Autista (TEA) como «un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta».  

La Fundación Adana señala además que «el grado de gravedad, forma y edad de aparición de cada uno de los criterios va a variar de un individuo a otro. A pesar de las clasificaciones, ninguna persona que presenta un TEA es igual a otra».