Hay 36 zonas de baño de la región que presumen de la calidad de sus aguas y las instalaciones para darse un chapuzón. Extremadura es la comunidad con más kilómetros de costa interior (más de 1.500 kilómetros) y está también a la cabeza entre las playas continentales que tienen su calidad avalada por los controles que cada año realiza el Ministerio de Sanidad, dentro del sistema Náyade. Solo le aventaja Galicia (con 64) y está este año empatada con Castilla-La Mancha (36) según los últimos datos publicados por este censo. En el resto de regiones de interior, les siguen Castilla y León (35), Aragón (21), Navarra (11), Madrid (4) y La Rioja (1). 

Dentro del Náyade, Extremadura suma una zona nueva este año en Cañamero (en el embalse de Cancho del Fresno) y revalida los 21 enclaves que había en 2020 en la provincia de Cáceres y los 14 puntos situados en la provincia de Badajoz, entre ellos, las dos banderas azules que ostenta la región en las playas de Orellana la Vieja (desde 2010) y la del embalse de Alqueva en Cheles (2018). La situación no ha variado en los últimos años de forma significativa y los cambios que se han generado están relacionados principalmente «con la variación en el número de solicitudes de los ayuntamientos titulares de las zonas de baño», indican desde la Dirección General de Salud Pública del SES.

Otras zonas

Al margen de las zonas de baño que apareen en el censo del sistema Náyade hay muchas más piscinas naturales, gargantas y zonas fluviales en la región, principalmente en el norte de la región en las zonas del Valle del Jerte, La Vera, Sierra de Gata o Las Hurdes, aunque no hay un censo oficial de todas estas zonas fuera del sistema que comparten las comunidades autónomas con el Ministerio de Sanidad en el Náyade. 

Que no estén dentro de ese censo no significa que sus aguas no sean aptas para el baño, sino que no se someten al protocolo de controles que establece ese mecanismo. Eso supone que el baño no está prohibido en ningún caso, puesto que « la actividad de baño en dominio público es un uso que no requiere autorización», recuerdan desde Confederación Hidrográfica del Tajo, en cuya cuenca se encuentran la mayor parte de las zonas de baño (acreditadas o no) que hay en la región. La cuestión es que muchos ayuntamientos no solicitan su inclusión en el Náyade por los costes que suponen los mecanismos de control y por el temor a que un cambio en la calidad les obliguen a cerrar ese recurso y dé al traste con la inversión necesaria para poner en pie la instalación y cumplir con criterios de accesibilidad y dotación (zona de restauración, aseos, aparcamientos...), que requieren. 

Sistema Náyade

Náyade es un sistema de información del Ministerio de Sanidad que recoge datos sobre la calidad del agua de baño y las características de las playas tanto de agua dulce como marítimas. Está en vigor desde el 2008.

Bandera azul

Algunas de las playas dentro del censo de Náyade aspiran a alcanzar la distinción de Bandera Azul acredita la calidad a nivel internacional. En España hay solo seis con este emblema en agua dulce y dos de ellas (Orellana la Vieja y Cheles) están en Extremadura.

Piscinas al margen

Hay muchas más piscinas naturales en la región más allá de las 36 que figuran en el listado Náyade. Que no estén en él no indica que el baño esté prohibido allí o que el agua no tenga calidad, sino que no se someten a los controles periódicos y a la tutela que establece ese mecanismo.

La inmensa mayoría de las zonas de baño de la región recuperan la actividad este año después del parón que supuso el 2020 como consecuencia de la pandemia. La Junta de Extremadura autorizó la apertura entonces, aunque dejaba la decisión final en manos de los ayuntamientos y muchos optaron por no abrir sus piscinas naturales ante el temor a que se pudieran convertir en un foco de contagios y ante las dificultades que veían para cumplir con las exigencias de control de aforo y las medidas de carácter sanitario que se impusieron entonces.  

Una de las muchas que no abrieron el año pasado sus instalaciones es la playa de Campanario, una de las que están incluidas en el sistema de control del Ministerio de Sanidad. El pasado fin de semana dieron allí la temporada por inaugurada con un punto de acceso con control de aforo a la entrada, parcelas de cuatro metros cuadrados e itinerarios diferenciados para la entrada y salida al recinto y las instalaciones. «Los inicios son siempre complicados, pero la gente está haciendo caso a las recomendaciones y respetan las indicaciones de los controladores», explica el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Campanario, Raúl Ayuso. Este año han creado cuatro puestos de trabajo para adaptarse a las normas covid de vigilancia de aforo.

Apuesta municipal

La playa en el embalse de Orellana (una de las cuatro que hay acreditadas en esta masa de agua) es un recurso por el que apostaron en el municipio desde hace ya más de un lustro y reconocen que la distinción les proporciona «turismo en verano con la temporada de baños y también en invierno con la llegada de pescadores atraídos por la calidad del agua».

«Vamos haciendo mejoras porque nuestro objetivo es lograr pronto la bandera azul»

Raúl Ayuso - Concejal de Campanario

«Acreditar la calidad del agua es una garantía para el turismo y los vecinos que se bañan aquí»

Francisco J. Alviz - Alcalde de Acebo

La localidad aspira a conseguir en un futuro próximo la bandera azul y piensan solicitarla el próximo año. «Cada temporada hemos ido acometiendo inversiones para mejorar la infraestructura con chiringuito, aseos públicos, aparcamientos accesibles, la zona de playa de hormigón con sombrillas... Estamos en el embalse de Orellana y la calidad del agua es la misma que la que tiene Orellana la Vieja, que sí tiene bandera azul. Creo que nosotros estamos ya muy cerca», asegura el edil.

La bandera azul es también una aspiración en Acebo, que fue uno de los primeros municipios en unirse al censo nacional que valida la calidad de las zonas de baño. La localidad tiene dos zonas de baño acreditadas. «Apostamos por seguir dentro del Náyade porque lo vemos como una garantía para todos nuestros bañistas de la excelente calidad del agua», explica el alcalde de la localidad, Francisco Javier Alviz. El servicio farmacéutico del centro de salud de la zona es el que se encarga de realizar cada 15 días los controles de agua que van vigilando el cumplimiento de los estándares en ambas zonas de baño. Como en Campanario, han ido acometiendo mejoras cada año para equipar las instalaciones en las que trabajan unas 20 personas cada temporada.

El agua, de nuevo recurso turístico

El sector turístico celebra que el agua pueda ser este verano de nuevo un recurso más que ofrecer a sus clientes, más allá de las piscinas privadas. Las naturales vuelven a abrir tras el parón del 2020 y el sector turístico mira con buenas perspectivas una campaña que llega para ellos con el bagaje de un turismo de interior que se ha incrementado a raíz de las limitaciones de movimiento del último año. 

«Lo afrontamos con ilusión y positivismo porque ahora tenemos la oportunidad que se nos cerraba el año pasado. Los observatorios nos dicen que parte del turismo nacional y regional va a mirar hacia nosotros porque el miedo y el calendario de vacunas marcarán vacaciones cortas y más cercanas. Empiezan a sonar los ‘clics’ de las reservas en julio, pero vamos con cautela de no dar un paso atrás», reconoce Victoria Bazaga, presidenta de Fextur. 

«Las casas rurales con una piscina natural cerca están con una ocupación importante. Creo que va a ser un buen verano, ayudado por el hecho de que el extremeño se ha dado cuenta de que también puede hacer turismo dentro de la región», reivindica el responsable de Aturnex, Ignacio Lozano. 

Hace un año el sector turístico de la región se lamentaba de la dificultad añadida que suponía para sus negocios perder el atractivo del recurso del agua tras la decisión de muchos ayuntamientos de no abrir ese año las piscinas naturales. «Los pueblos vieron que los meses de verano llenan la despensa del invierno con los forasteros. No es solo que vayan al restaurante, es que compran una tele nueva, hacen una reparación en la casa del pueblo... y la piscina es un recurso».