Acciones de denuncia. Manifestaciones y protestas. Voces críticas que impidan olvidar que hay realidades muy duras que siguen ahí y que es necesario ser consciente de ellas como primer paso para buscar soluciones. Ese es el objetivo de Caravana abriendo fronteras, un proyecto estatal --integrado por activistas (estudiantes, trabajadores, jubilados...) de diversas organizaciones y colectivos-- en el que también hay participación extremeña. Hace seis años que cada verano se pone en marcha. Empezaron en 2016 en Melilla. Este año el destino ha sido Canarias para poner el foco en «la responsabilidad de las políticas migratorias inhumanas y racistas de los gobiernos de la Unión Europea y el español», tal y como recoge el manifiesto. Uno de los lemas: No más sueños ahogados. «Denunciamos la violación de los derechos en las fronteras y la muerte de personas en el mar», explica Belén Delgado Chaparro, una de las extremeñas que forma parte de esta iniciativa. Ella es de Plasencia tiene 53 años y ejerce de profesora de Secundaria en Cáceres. En sus vacaciones se embarca en este tipo de iniciativas. Junto a ella también estuvo la periodista de Canal Extremadura Ana Gragera.

Colectivos locales

«Cada año hacemos una asamblea estatal, cada territorio emite sus propuestas y se decide el destino. Entonces empieza la labor de investigación y se entra en contacto con colectivos locales, porque lo que no queremos es estar unos días con acciones de protesta y que después las personas que viven allí sufran consecuencias, por eso este contacto es tan importante», cuenta Delgado Chaparro.

"Sentimos la frustración de que, año tras año, seguimos igual. Estas personas siguen muriendo en el mar"

Belén Delgado Chaparro - ‘Caravana abriendo fronteras’

«Una vez en el terreno --prosigue-- hacemos manifestaciones y si, es posible, visitamos campamentos donde sabemos que hay noticias tristes de personas migrantes. Este verano hemos estado con la red canaria de apoyo en el de Las Raíces. Ellos nos han informado de las condiciones de este campamento y cómo la población canaria se ha solidarizado para ayudar a estas personas. Estos encuentros sirven de formación y para tejer redes de apoyo entre los distintos colectivos».

La caravana se ha desarrollado en esta ocasión entre el 17 y el 24 de julio, algo más de una semana sobre el terreno.

Más experiencias

Hace dos años, por ejemplo, estuvieron en Andalucía y en Ceuta y uno de los puntos importantes fue la denuncia de las temporeras que trabajan en la recolección de la fresa. Pudieron recoger testimonios de diversas mujeres en los que narraban su día a día.

¿El mayor aprendizaje de esta edición? «La población civil unida puede hacer mucha fuerza tanto en el acompañamiento de las personas más vulnerabilizadas por el sistema como en la propia denuncia. Por otra parte también sentimos la frustración de que, año tras año, seguimos igual. Estas personas siguen muriendo en el mar. Queda mucho trabajo por hacer», expresa.

No obstante, más allá de otro tipo de ruidos y polémicas, han visto cómo existe una potente organización vecinal para rechazar la xenofobia y el racismo y para dar una respuesta inmediata de ayuda a estas personas vulnerables, generando espacios de acogida. «En realidad hay más gente que ayuda de la que parece», concluye esta activista extremeña.