No corren buenos tiempos para el sector de la automoción. A la caída de la demanda provocada por la crisis del covid-19 se suma la escasez de microchips, una pieza minúscula pero imprescindible a la hora de fabricar un coche. España, segundo fabricante europeo de vehículos, afronta este obstáculo desde finales del año pasado cuando la capacidad productiva de las plantas de nuestro país se empezó a ver comprometida por la falta de estos componentes electrónicos. Como consecuencia, los concesionarios extremeños están sufriendo un retraso en la venta y entrega de coches.

El informe anual de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), publicado hace unas semanas, refleja que la pandemia de la covid-19 ha impactado duramente a las matriculaciones de turismos y todoterrenos. Así, en 2020 acumularon un descenso de las ventas del 32,3%, con un total de 851.211 unidades matriculadas a nivel nacional. Todas las regiones de España marcaron cifras negativas el año pasado. Extremadura vendió un total de 10.206 unidades, que supuso un 27,6% menos que durante 2019.

El origen de la crisis

La falta de microchips comenzó cuando las distintas compañías automovilísticas disminuyeron su actividad con motivo de la pandemia. Además, durante el confinamiento aumentó el uso de aparatos como teléfonos móviles, videoconsolas o televisiones. Esto, unido a varios factores más, provocó que otros sectores de la industria tecnológica coparan los pedidos de este componente esencial para la electrónica de los vehículos.

La forma de percibir el consumo por parte de los clientes de automóviles ha cambiado en el último año. «Ahora hay quienes prefieren arrendar un coche que comprarlo. También se ha visto afectada la capacidad económica de cara a la financiación, muchas personas han cobrado menos al estar en ERTE por lo que la capacidad de solvencia para hacer viables los costes es distinta», afirma el CEO del grupo comercial Gedauto, José Labrador. Este grupo comercial cuenta con centros repartidos en diferentes puntos de la región y prevé un descenso de las ventas en lo que resta de año. Aún tienen suficiente ‘stock’ de vehículos pero temen que puedan faltarles productos para vender si la falta de microchips empeora el proceso de producción en los próximos meses. «Me temo que aún no hemos llegado a la cima del iceberg, la crisis se agudizará como consecuencia de la escasez que hay en la fabricación», dice.

Demora en la entrega

A los concesionarios extremeños no les ha quedado más remedio que retrasar los plazos de entrega de los vehículos afectados. «La producción de vehículos se ha alargado de tal manera que a la hora de pedir uno que no tengamos en ‘stock’ tarda en llegarnos seis meses mientras que antes lo hacía en mes y medio», señala Gonzalo Palomino que durante las más de dos décadas que lleva trabajando como jefe de ventas en Extrecar nunca había vivido una situación similar.

Este concesionario extremeño pertenece a la marca Peugeot y al igual que otras como Opel o Citröen, se han visto obligadas a cesar su actividad ante la imposibilidad de continuar con la producción. «En nuestro caso nos afecta al 70% de los modelos que disponemos», calcula. Una de las medidas que ha tomado esta compañía es que la remuneración de sus trabajadores ya no depende del número de entregas de coches que hagan sino de los pedidos. Es decir, ahora se trata de generar una cartera de clientes que estén dispuestos a esperar.

En cuanto a las previsiones, los concesionarios miran con esperanza al futuro más inmediato. «Las informaciones que contemplamos es que para el primer semestre del 2022 comience a recuperarse el sector», apunta el gerente de Santano Automoción, José Manuel de Navas. También desde Traexa Automoción, el jefe de ventas Jesús Martín señala que «esto se terminará solucionando pese a que estamos pasando un año muy duro».

Menos de un milímetro de grosor es lo que miden los microchips que desde hace casi un año han echado el freno sobre la industria automovilística. Una situación que afecta a la totalidad de las firmas más importantes del mercado y que desde entonces han visto retrasadas su producción en todo el mundo.

El impacto en la distribución

La caída de las ventas a particulares ha lastrado al sector automovilístico en el primer semestre de 2021. ANFAC ha hecho públicos los datos del acumulado del año hasta el mes de junio. A nivel nacional se registra en concreto una caída del 34% en las matriculaciones de turistas y todoterrenos, hasta las 456.833 unidades, respecto al mismo periodo de hace dos años. Esto supone haber perdido, en los seis primeros meses, al menos un tercio del mercado respecto de un año convencional. La comparativa se mantiene sobre 2019, año prepandémico, por las especiales circunstancias de mercado debido a la covid-19.

En cuanto a la distribución en la comunidad autónoma de Extremadura, han sido 4.006 las matriculaciones en este semestre. En concreto, 2.066 en la provincia de Badajoz y 1.406 en Cáceres, según datos proporcionados por la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (FACONAUTO).

Por firmas, las que más han sufrido una dura caída en la reducción de ventas en la región debido a la crisis del microchip han sido Mitsubishi (-30,0% respecto 2020), Peugeot (-20,46%), Ford (-16,46%), Opel (-15,08%) y Mercedes (-14,29%), mientras que a un nivel intermedio se encuentran Renault (-2,49%) o Citroën (-1,41%). Por otro lado, en lo que llevamos de año, Mazda (+65,45%) y Toyota (+55,31%), han sido las que más matriculaciones han registrado.