Faltan pocos días para que llegue el mes de septiembre y con él se produzca el regreso a las aulas. Ante esto, son muchos los estudiantes que durante la época estival se encuentran inmersos en la búsqueda del que será su hogar durante el próximo curso 2021-22. Hasta ahora las residencias universitarias han tenido que lidiar con la incertidumbre de la modalidad de clases (virtuales, presenciales o modelo híbrido, según iba variando la evolución de la pandemia). También han doblado sus esfuerzos para adaptarse a las normas sanitarias y garantizar la seguridad de sus residentes. Pese a toda esta situación, el sector no está sufriendo gravemente el impacto de la crisis del coronavirus.

La Junta de Extremadura oferta para este curso 302 plazas distribuidas en sus cuatro residencias universitarias: Juan XXIII de Badajoz (80), Diego Muñoz Torrero de Cáceres (95), Mario Roso de Luna (84) y Complejo Educativo de Plasencia (43). La demanda está siendo muy alta, todas las plazas estarán ocupadas para el inicio de curso. Para ello, se elabora una lista amplia de personas en reserva porque, en este caso, la adjudicación se hace mediante convocatoria pública. «El covid no está afectando a la demanda, va viento en popa. No tendremos ningún problema para que se ocupen todas las plazas», afirma el administrativo de Mario Roso de Luna, José Padilla. Cada vez son más los jóvenes que optan por este tipo de alojamiento, por ello, es importante que ahora se les garantice un marco en el que puedan disfrutar con cautela de su experiencia universitaria. «Las residencias son espacios seguros aunque convivan muchos estudiantes juntos», añade Padilla.

El ‘modus operandi’ 

El pasado año las residencias extremeñas incorporaron una serie de medidas de seguridad y prevención para hacer frente a la covid en sus instalaciones: uso de gel hidroalcohólico y mascarillas, limitación de visitas externas, higiene exhaustiva, medidas de distanciamiento social en los espacios comunes y cierre de algunas zonas. Una de las residencias más frecuentadas en la región es la RUCAB, en Badajoz. Su coordinadora, Carmen Rodríguez, explica que «en caso de algún posible contagio o contagio confirmado lo más importante es la rapidez a la hora de actuar».

En el inicio del pasado curso este centro tuvo seis positivos y 52 contactos estrechos que habían acudido a una fiesta ajena a la residencia. Sin embargo, el brote se controló rápido. «El protocolo a seguir era muy concreto, por lo que el riesgo fue mínimo», recuerda la coordinadora. En este caso, la asistencia alimenticia y de limpieza no faltó para los jóvenes contagiados: los alimentos se les proporcionaba detrás de cada puerta y el estudiante los recibía, además cada uno tenía un ‘kit’ básico de limpieza para desinfectar su propia habitación. «Gracias a estos protocolos ‘estrictos’, muchos padres prefieren que sus hijos vivan en residencias en lugar de pisos de alquiler donde el respeto a las normas de seguridad depende de la voluntariedad de cada uno», apunta Rodríguez.

En primera persona 

Marina Martín es una de las jóvenes que comenzó en 2020 su andadura en la Universidad de Extremadura (UEx), en plena crisis sanitaria. En su caso, escogió la opción de alojarse en la RUCAB y considera que, con las circunstancias actuales, «si vives en una en una residencia disfrutas más del ambiente universitario que en un piso porque conoces a mucha más gente nueva». Un poco más lejos, en la residencia Campus Cartuja de Sevilla se hospeda la dombenitense y estudiante de Periodismo, Ángela Porro. «Casi todos los estudiantes preferimos vivir los dos primeros años universitarios en una residencia y al tercero mudarnos a un piso», sostiene. Este tipo de alojamiento ofrece muchas ventajas para los jóvenes aunque también tienen inconvenientes como que el que señala Porro: «Hay que estar pendiente de los horarios del comedor y demás actividades».

"En una residencia disfrutas más del ambiente universitario porque conoces a mucha gente nueva"

Marina Martín - 19 años, estudiante de la Uex

Las crisis, además de situaciones difíciles y dolorosas, en ocasiones también tienen su parte positiva. Las múltiples residencias estudiantiles de la región se han adaptado a las circunstancias actuales y a estas alturas del verano casi todas ya tienen todas sus plazas cubiertas. La demanda sigue superando a la oferta en este sector que resiste a las dificultades del covid. 

...y baja la oferta de pisos de estudiantes

La alternativa a las residencias universitarias son los pisos de alquiler. La incertidumbre de la situación epidemiológica hizo mella en algunas familias y algunos jóvenes decidieron quedarse en su municipio y desplazarse cada día a la facultad durante el curso pasado. Es este el motivo por el que la demanda de pisos de estudiantes bajó. Sin embargo, la situación ha vuelto a cambiar: aunque aún no existen informes o estadísticas oficiales, las inmobiliarias ya están notando que la demanda está subiendo de nuevo pero, por el contrario, la oferta ha bajado considerablemente. «Hay pocos pisos disponibles y los que hay se alquilan rápido», explica Joaquín León, gestor de García y Márquez, en Badajoz. Pese a que la pandemia comienza a estabilizarse, «muchos propietarios aún no alquilan su vivienda, también la gente cambia menos de piso por miedo a no encontrar nada igual», añade.

Cláusula covid

Un espacio amplio, buena ventilación y que cuente con una terraza o balcón, lo que más solicitan este año. En caso de que uno de los compañeros convivientes fuese positivo, habría que limitar los contactos dentro de la propia vivienda y mejor hacerlo en un lugar que tenga buenas condiciones para ello.

«En este curso hemos llegado a un acuerdo con el propietario por si volvían las clases telemáticas para no pagar mientras no estuviésemos en el piso», cuenta el estudiante de Educación Primaria en la Universidad de Extremadura (Uex), Hugo Ramallete. Ha ocurrido lo mismo con otros arrendatarios a la hora de firmar el contrato de alquiler.

Aunque aún se sigue demandando esta cláusula covid, no hay nada descrito ni establecido por ley. Este joven ha optado por compartir vivienda durante toda su formación aunque considera que con la situación sanitaria son más seguras las residencias. «Mis compañeros y yo hemos tenido cuidado aunque tengo conocidos que han hecho fiestas en sus pisos este año, en las residencias hay más control», apunta Ramallete.

"Tengo conocidos que este año han hecho fiestas en sus pisos, en las residencias hay más control en ese aspecto"

Hugo Ramallete - 22 años, estudiante de la Uex

David Hernández, estudiante del grado en Historia y Patrimonio Histórico en la UEx, también vive junto con tres compañeros más. «Yo siempre he preferido vivir en un piso porque hay más libertad, además si lo hablas con los compañeros puedes estar sin la mascarilla en las zonas comunes», dice. Aunque lo cierto es que el mercado del alquiler aún se ve afectando por la pandemia: demasiada demanda y poca oferta.