La Puebla de Guadalupe ha vuelto a convertirse este 8 de septiembre, Día de Extremadura, en el epicentro de todas las celebraciones. Por segundo año consecutivo, la situación sanitaria generada por el coronavirus ha marcado esta jornada festiva negando de nuevo a los fieles la posibilidad de deleitarse ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de los extremeños, procesionando por el imponente claustro mudéjar que alberga el monasterio guadalupense.

La afluencia de peregrinos y visitantes al municipio cacereño sigue siendo mucho menor que la registrada antes de la pandemia, sin embargo, la devoción de los que acuden permanece intacta. Así se reflejaba en los rostros emocionados de quienes se han adentrado en el templo para honrar a la Reina de las Villuercas, que lucía radiante con uno de los mantos más antiguos que posee, restaurado recientemente en los talleres del monasterio, además de portar la corona y el bastón de mando con los que fue nombrada Reina de la Hispanidad el 12 de octubre de 1928.

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El Día de Extremadura en Guadalupe

Los cánticos de la coral Santa María de Guadalupe han dado inicio, a las once de la mañana, a la solemne misa pontifical presidida por el arzobispo de Toledo, el extremeño Francisco Cerro, quien en su homilía ha pedido a la Morenita que “vuelva la esperanza, la alegría y el gozo" en una sociedad que actualmente está "triste" como consecuencia de la pandemia de coronavirus. "Saldremos de todo esto como hemos salido de otras muchas realidades y saldremos mejores", ha remarcado. Asimismo, Cerro ha destacado la celebración del Año Santo Guadalupense, así como la ampliación hasta el día 10 de septiembre de 2022 que ha concedido el Papa Francisco.

Un año más, la misa se ha celebrado con un aforo reducido en la nave central del monasterio y también se han habilitado sillas en la zona del claustro para seguir la eucaristía por una televisión. En esta ocasión se ha permitido a los fieles que pudieran permanecer de pie en el interior del templo y, aunque en líneas generales se han respetado las distancias de seguridad, en algunos momentos se han producido pequeñas aglomeraciones. “Quizás el año pasado estábamos en una situación sanitaria más complicada y este año han levantado un poco la mano”, ha señalado Joaquín Pacheco, vicario de la comunidad franciscana.

El arzobispo de Toledo ha estado acompañado por el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga; el obispo de Plasencia, José Luis Retana; y el administrador diocesano de la Diócesis de Coria-Cáceres, Diego Zambrano. También ha estado presente el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio. En los bancos más próximos al altar se han sentado autoridades regionales como el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; la presidenta de la Asamblea regional, Blanca Martín; y la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, María Félix Tena, entre otras personalidades políticas, judiciales y militares.

El goteo de peregrinos y visitantes procedentes de la región y de otros puntos del país ha sido constante durante toda la jornada. Juan Luis Cillán, vecino del Puerto de Santa Cruz (Cáceres), lleva desde 2005 peregrinando hasta Guadalupe desde el municipio de Cañamero. “Este año no ha podido venir nadie conmigo, pero tenía que venir sí o sí, porque mi familia es devota de la virgen desde siempre”, señalaba. Esta mañana también llegaban a la Puebla seis ciclistas procedentes de la localidad pacense de Palazuelo. “Llegar a la plaza tras 74 kilómetros en bicicleta es muy bonito y los extremeños lo vivimos de una manera especial”, expresaba Eduardo Díaz.