El verano antes de que la pandemia gobernara la vida, en agosto de 2019, los vecinos de Montánchez se rebelaron contra un proyecto que venía con promesas de puestos de trabajo pero que suponía un gran impacto en el principal tesoro de este municipio cacereño: su sierra. La empresa Instituto de Energías Renovables pretendía colocar dos parques eólicos con hasta 22 molinos en un paraje que atrae cada años a numerosos visitantes. 

La idea no era nueva, ya se había planteado en 2006. Entonces también hubo gran oposición. No obstante, aquella vez la empresa ganó en los tribunales pero caducaron los permisos de obra. Y ahora se retoma la iniciativa pero con algunas modificaciones a la idea presentada en ese verano de 2019.

El primer paso ya está sobre el papel. El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publicaba este viernes el anuncio por el que se somete a información pública el estudio de impacto ambiental del parque eólico Montánchez I, que conlleva 10 aerogeneradores y una potencia total de 45 megavatios.

Reducido a la mitad

Significa que la promotora, que ahora es Hybrex, ha decidido reducir el proyecto a la mitad. Los molinos son prácticamente del mismo tamaño que los propuestos anteriormente, pero con el doble de potencia. El modelo seleccionado lleva un rotor de 150 metros de diámetro, consta de tres palas de 73,66 metros y buje a una altura de 105 metros.

En principio, se prevé una inversión de 180 millones de euros y el pago de impuestos devengados a los ayuntamiento de la comarca en el primer año de 3,7 millones de euros.

El inicio de la construcción se espera para septiembre de 2022.

A cambio de reducir el parque eólico a la mitad, Hybrex ha planteado incluir en el proyecto una planta fotovoltaica cuya ubicación aún se desconoce. Además, ha propuesto colocar panales solares en edificios públicos para abaratar la factura de la luz de los habitantes de la comarca. De hecho, así lo recogen en la web que han montado para detallar la iniciativa que tienen entre manos.

Alegaciones

A mediados de septiembre los promotores hicieron una asamblea con los vecinos de la zona para «informar de todos los beneficios». Así lo describe Francisco Pulido, portavoz de la plataforma cívica Sierra de Montánchez-Natura, la cual ya se está organizando para estudiar el proyecto y presentar alegaciones en los próximos días. El principal argumento: el destrozo que se va a ocasionar en este entorno natural --donde destacan los castaños-- y el impacto visual que va a causar en la parte alta de la sierra. «Este paraje atrae a muchos turistas, sobre todo ahora en otoño es una preciosidad y vienen numerosos senderistas», subraya Pulido.

Pero los empresarios siguen haciendo su trabajo y ya han conseguido que los ayuntamientos de Ibahernando, Robledillo de Trujilo, Santa Ana y Zarza de Montánchez se muestren a favor. Solo Benquerencia se ha manifestado públicamente en contra. En Montánchez, el consistorio de momento no es claro del todo.

Otra razón en contra del proyecto es que Extremadura tiene superávit de energía y que los molinos no son necesarios.

De momento, ya hay primer paso oficial. Y, de nuevo, ha vuelto la polémica por el impacto real de la energía renovable. 

«Nosotros vivimos en la sierra»

«Nuestra percepción es distinta de la de otros municipios porque vivimos en la sierra, y no queremos vivir ahora en un parque eólico». Quien se expresa es Francisco Pulido, portavoz de la plataforma cívica Sierra de Montánchez-Natura. Lidera el movimiento ciudadano contra esta instalación en este municipio cacereño desde que en agosto de 2019 se volviera a poner encima de la mesa.

En aquel momento el ayuntamiento de Montánchez repartió entre los vecinos un boletín informativo donde se recogía que las arcas municipales ingresarían más de dos millones de euros por la licencia de obra y el canon urbanístico. Esa cuantía solo se cobraría una vez. No obstante, anualmente se recaudarían entre 250.000 y 300.000 euros por el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) y el IAE (Impuesto sobre Actividades Económicas). Asimismo, los propietarios de las fincas donde se colocarían estos aerogeneradores serían compensados con unos 10.000 euros al año, aunque dependería de la producción real.

Frente a estas cifras los vecinos contraatacaban explicando que con el turismo rural se ingresaban al año alrededor de 1,2 millones de euros. El pueblo ofrecía unas 150 plazas y el sector estaba en alza en aquel momento. Ahora que la pandemia está dando respiro, vuelve la recuperación.

Además, se afirmaba en ese boletín informativo que se crearían más de 350 puestos de trabajo (directos e indirectos) durante la fase de construcción, que duraría unos dos años; después se reducirían a 35 empleos fijos para las labores de mantenimiento. Pero este argumento se ponía igualmente en entredicho: «Mucha mano de obra vendrá de fuera», mantienen desde la plataforma cívica Sierra de Montánchez-Natura.