«Desde el 20 de marzo de 2020, no solo por el cierre de los establecimientos, sino también por la suspensión de las competiciones, mucha gente lo que hizo fue pasarse de las apuestas deportivas presenciales a los juegos ‘on line’, ya fueran el póker, las tragaperras o la ruleta. Y al contrario, a medida que hemos ido saliendo más de casa, han ido regresando a los salones de apuestas». Así es como Juan Lamas, director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) describe el camino de ida y vuelta que muchos jugadores de azar han seguido durante la pandemia. Un retorno a las casas de apuestas que se ha producido en los últimos meses y que se ha notado «sobre todo entre los jóvenes», donde esta se ha convertido ya en «una alternativa de ocio normalizada incluso en la adolescencia». 

«A pesar de que los menores legalmente no pueden jugar, tenemos mucha demanda por parte de sus padres o parejas que relatan los problemas que están teniendo», cuenta Lamas. Cerca de la mitad (44,8%) de personas con patologías relativas al juego afirman haberse adentrado en ellos antes de la mayoría de edad según un estudio realizado por la Dirección General de Ordenación del Juego. El informe es de 2015, pero en los últimos años la situación, lejos de mejorar, ha ido empeorando, con un claro protagonismo de las apuestas deportivas tanto en el manera presencial como en la versión on-line. 

«Lo más grave es que los jóvenes no tienen ninguna conciencia del riesgo de las apuestas deportivas»

Juan Lamas - Director técnico de Fejar

«Lo grave es que los jóvenes no tienen ninguna conciencia del riesgo. Y si no se les ofrece ninguna otra alternativa de ocio, la cifra de personas que acabará con problemas por el uso que hacen será cada vez más alta», vaticina Lamas. En cuanto al perfil, es claramente el de un varón, y en él se aprecia, resalta, como la incidencia va creciendo a medida que se acerca la mayoría de edad, de manera que el porcentaje que juega dinero presencial escala desde el 8,6% a los 14 años al 26,8% a los 18, para promediar un 13,6% en ese segmento completo de edad. De forma similar, quienes juegan dinero en internet pasan del 5,3% al 8,6% en este mismo intervalo, en el que la media es del 6,4%.

Edad cada vez más baja

«La edad está bajando bastante, nos llegan chavales de 18 o 20 años», coincide Antonio Regalado, presidente de la Asociación Extremeña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Aexjer). Esta asociación no ha dejado de atender a sus usuarios en ningún momento de la pandemia, e incluso durante el confinamiento siguió prestando tanto la terapia individual como las de grupo a través de internet. Tras estar un tiempo «muy parados» en lo que a nuevos usuarios se refiere, apunta, ahora se ha producido un repunte significativo, «y es rara la semana en la que no nos vienen dos o tres para tratamiento».

«Últimamente es rara la semana en la que no nos vienen dos o tres personas para pedir tratamiento»

Antonio Regalado - Presidente de Aexjer

«Lo fundamental es la prevención, ir preparando a los chavales ya en los colegios con 12 o 13 años, porque es que con 15 y 16 ya vemos que están entrando en casas de apuestas», lamenta, al tiempo que critica que no en todas las localidades extremeñas se esté tomando en serio el control del acceso de menores a estos establecimientos. En ocasiones, explica, les dan a los mayores de 18 años el dinero para que apuesten y ellos se quedan fuera del establecimiento, y en otras, apostilla, entran directamente en el local y, si hay alguna inspección, aprovechan «la puerta de atrás» de las salas para salir de ella. La «principal» fuente de preocupación son las apuestas deportivas, sostiene, aunque «de la ruleta (electrónica) me cuentan también que están jugando mucho».

Normativa regional

A inicios del 2019, la Junta aprobó una normativa que estableció, entre otras cuestiones, una distancia mínima de 300 metros de puerta a puerta entre los locales de apuestas y los centros educativos (incluidos los universitarios) de la región; y de 250 metros en los núcleos urbanos entre estos establecimientos entre sí. Con más de 125 establecimientos de este tipo en la región en aquel momento, para Regalado esta decisión llegó tarde, ya que el decreto no les afectaba. «Las casas de apuestas estaban todas hechas o contaban ya con las autorizaciones y las hicieron donde ellos quisieron», esgrime. 

Un estudio acaba de concluir la relación entre la cercanía a las casas de apuestas y el rendimiento escolar

La proliferación de estos locales no solo puede derivar en problemas de ludopatía. Hace unas semanas se conocían los resultados de un estudio que ponía en relación su cercanía con el rendimiento escolar. Realizado con datos de institutos madrileños, sus conclusiones apuntan a que las notas en selectividad de los jóvenes que estudian en centros situados en un radio de menos de medio kilómetro de estos negocios se resiente de media un cuarto de punto (0,25 sobre una escala hasta diez). Es la reducción de base, porque otra serie de factores, como si el instituto es público o concertado, el tiempo que lleva abierto el establecimiento de apuestas o el barrio del que se trate puede ir incrementando la brecha.

En esta misma línea, el Informe Juventud en España 2020 señalaba que «los éxitos académicos no solo dependen de las condiciones sobrevenidas, como el origen social o la personalidad», y que las aficiones de juego ‘on line’ y de las apuestas reducían en un 4% cada una de ellas la posibilidad de sacar buenas notas.

Esta cada vez más prematura entrada a este mundo hace que los jóvenes (personas de 18 a 34 años) predominen ya entre la población jugadora en ámbitos como los salones (con un 74% del total) y las casas de apuestas (con 63%), de acuerdo al estudio ¿Qué nos jugamos?, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad, y que representen el 50% en el juego on line, que es ya la causa principal de ludopatía entre los menores de 26 años atendidos por los centros de Fejar.