Es su primera entrevista desde que dejó de ser portavoz de la Junta de Extremadura. Ahora su responsabilidad se centra exclusivamente en la Consejería de Igualdad, a la que se le ha añadido Cooperación para el Desarrollo. Isabel Gil Rosiña (Jerez de la Caballeros, 1982) dice que tiene el privilegio de dedicarse a lo que siempre le gustó desde niña: la política. Y agradece poder dirigir las políticas de Igualdad de Extremadura.

De nuevo es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Las manifestaciones vuelven a la calle pero, ¿se ha dividido el feminismo

El feminismo tiene que ser inteligente en fechas como esta y aunar fuerzas con todo lo que nos une a las mujeres y dejar a un lado lo que nos diferencia.

Uno de los asuntos de la agenda feminista es el abolicionismo. Usted se ha declarado abolicionista con respecto a la prostitución.

Lo soy yo y lo es mi partido. Un país con una democracia tan asentada no puede convivir con esta normalidad con la prostitución. En la ronda de visitas que he hecho me quedé bastante chocada con las reuniones con Mujeres en Zona de Conflicto y Apramp. Porque esta es una realidad que está aquí a la vuelta de este edificio donde estamos. Ocurre en Mérida, en Badajoz, en Cáceres y en pequeños pueblos y zonas rurales de Extremadura. Son las esclavas del siglo XXI. Pero no porque mañana aprobemos en el Parlamento una ley de abolición de la prostitución esto se termina; lo más importante es dar una respuesta a las mujeres que sacamos de los contextos de prostitución. ¿Cómo les damos una segunda oportunidad de vida? ¿Cómo recuperamos esa herida y ese dolor que tienen? En eso hay que trabajar.

Los datos dicen que uno de cada cinco extremeños reconoce haber sido putero alguna vez.

Los datos son los que son, absolutamente vergonzantes. Yo no vivo en una isla, sé que forma parte de la mala cultura de este país. No debemos mirar hacia otro lado.

Otro asunto de la agenda feminista son los vientres de alquiler. En Extremadura hay padres que tienen hijos gracias a madres de alquiler de Ucrania, que ahora sufren una guerra y su situación será aún más vulnerable. ¿Qué opinión tiene?

No comparto para nada esa posibilidad. Creo que es otra forma de esclavitud de las mujeres. ¿Qué mujer elige hacer eso? ¿Qué circunstancias la rodean? Es poner tu cuerpo al servicio de otras personas porque tus circunstancias de pobreza te obligan a ello. El avance de los derechos de un colectivo no puede entrar en colisión con otro. Siempre debemos buscar la armonía, pero siempre respetando los derechos humanos. De eso trata el feminismo. 

Ahora se empieza a hablar del concepto de violencia obstétrica, que se refiere a las malas prácticas de los profesionales sanitarios con las mujeres durante el embarazo, el parto y la recuperación posterior. Ocurre también en el Servicio Extremeño de Salud (SES).

Quizá la palabra violencia suena un poco brusca para los sanitarios del SES, de los que podemos decir que son auténticos profesionales y lo han demostrado durante la pandemia; sin embargo es cierto que se deben hacer aún muchos esfuerzos para aplicar la perspectiva de género en la sanidad. Hace unos años era impensable tener un juzgado especializado de violencia de género, y ahora lo tenemos, por ejemplo. Pero no me refiero solo a las interrupciones del embarazo o a la violencia obstétrica en todo el proceso de gestación hasta que llegas a paritorio. Es perspectiva de género en general. Hay una ginecóloga extremeña (Miriam Al Adib Mendiri) que está haciendo un estudio con la Universidad de Extremadura de cómo la vacuna del covid-19 nos ha afectado a las mujeres, porque no se había estudiado antes. Es evidente que la perspectiva de género no ha penetrado lo suficiente en la sanidad.

 En Extremadura no se puede interrumpir el embarazo en ningún hospital público porque todo el SES es objetor de conciencia.

Ni en Extremadura ni prácticamente en ningún sitio de España. Este es un ‘debe’ sobre el que tenemos que ponernos las pilas, sobre todo quienes hemos gobernado la mayor parte del tiempo tanto en la Junta como en el gobierno de España (PSOE). ¿Cómo no vamos a ser capaces de hacer convivir dos derechos fundamentales como el derecho de objeción de conciencia de los médicos, que además está reconocido también en sentencia, y el derecho de las mujeres? Por fin fuimos capaces en 2010 de dejar atrás esa hipocresía de ley que teníamos de los años ochenta, producto también de la España de aquel tiempo, porque tampoco podemos ahora quienes ya nacimos en democracia minimizar los avances; aquella era una ley de aquel momento y en 2010, no si sin pelea, tuvimos que defender una nueva. Pero ahora estamos en 2022 y no se puede interrumpir el embarazo en la sanidad pública. Debemos hacer un mayor esfuerzo en ese sentido y ser capaces de acompañar a las mujeres de una manera integral. 

Porque ni siquiera cuando el embarazo se interrumpe por prescripción médica se puede hacer en la sanidad pública. 

Sería incorrecto que cuando habláramos de la interrupción voluntaria del embarazo solo nos situáramos en la piel de aquellas mujeres que libre e individualmente deciden hacerlo. Nos sorprenderíamos si analizamos los datos de cuántas en este nuevo tiempo en el que somos madres mucho después, y por tanto tenemos otros problemas, deben interrumpir su embarazo por prescripción médica. Yo he podido conocer el relato de algunas de ellas porque se han organizado en Extremadura y han venido a contármelo. No quisiera verme en la piel de ninguna de ellas. Existe el duelo gestacional y tenemos que acompañar ese dolor. Me consta que la Consejería de Sanidad está trabajando en ese sentido. Si las mujeres hoy tenemos los hijos 10 o 12 años después que hace dos décadas pues tendrá que ser objeto de estudio para ver si ese cambio social requiere de otras respuestas del sistema público sanitario.

En ese sentido también tiene mucho que ver la carencia de los planes de igualdad en las empresas. 

Los propios políticos nos equivocamos porque cuando en España se hace la ley de igualdad, dice el legislador: todas las empresas de más de 250 trabajadores han de tener un plan de igualdad. Entonces Extremadura se quedaba fuera por completo porque no hay empresas de ese tamaño. Modificamos esa norma y pusimos lo único que funciona con las cosas de igualdad, la obligatoriedad, y si no, la sanción. En 2021 las empresas de más de 100 trabajadores estaban ya obligadas; y en 2022, las de menos de 50. Hay que abrir mentes en el ámbito empresarial.

¿Se debe perseguir a esas empresas si no lo cumplen?

Muchas veces cuando cambiamos las leyes, hablamos de pequeños empresarios que han pasado una situación malísima en la pandemia, que han tenido que hacer malabares, y todas estas imposiciones de entrada les produce una molestia, como una carga más administrativa. Pero hay voluntad y confío en que estas cuestiones no son flor de un día. El objetivo es que cuando nazca una nueva empresa lo haga ya con su plan de igualdad, de la misma manera que puede tener su plan de digitalización o de comunicación.

¿Cuál es la situación más injusta que usted ha vivido como mujer?

No me parece que yo tenga que hablar de ninguna circunstancia mía, sería una falta de respeto para el resto de las mujeres. Vivo en una situación de privilegio absoluto, soy miembro de un gobierno, llevo 16 años dedicándome a la primera fila de las responsabilidades públicas, era lo que quise hacer desde niña y es lo que he hecho a lo largo de todos estos años de mi vida. Y además el estar aquí y tener la responsabilidad de la cartera de Igualdad y Cooperación me está permitiendo conocer muchas realidades muy crudas. Con ese conocimiento, no me permito hablar de mí misma.

Antes era portavoz de la Junta y defendía que las políticas de Igualdad debían ser transversales.  

Yo estoy aquí para derribar muros a través de las políticas de Igualdad. Estoy aquí para tender mi mano a las organizaciones de mujeres en la región, porque con ellas estamos llegando allí donde no llega la Administración. Agradezco al presidente Fernández Vara su confianza y la oportunidad de dirigir las políticas de Igualdad de Extremadura y ahora también de Cooperación al Desarrollo. Agradezco poder seguir trabajando por las mujeres. Y como siempre he hecho, con afán, con aciertos y errores, pero muy de frente que es como yo soy en mi vida personal y profesional. 

¿Se respeta la igualdad dentro de los partidos políticos?

La igualdad tiene resistencias en todos los frentes. No solo en los partidos políticos. En un café privado, en la Administración pública... Y en estos tiempos corremos el riesgo de la peligrosidad del lenguaje, porque cualquiera puede hacer un discurso igualitario. En estos momentos vivimos una realidad y es que la ultraderecha en algunos parlamentos de España están diciendo que los derechos de las mujeres pueden servir de negociación, es muy grave. Ahora que empezábamos a hablar de los micromachismos y de la violencia sutil, cuidado, a ver si vamos a dar pasos atrás y vamos a tener que volver a las luchas de nuestras veteranas feministas.