El Periódico Extremadura

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ADIÓS AL ELEMENTO DE PROTECCIÓN MÁS VISIBLE FRENTE AL CORONAVIRUS

Al trabajo sin mascarilla

A partir del próximo miércoles no será obligatorio usarla en espacios interiores, salvo excepciones. Los servicios de prevención de riesgos laborales dictarán la manera de proceder en las empresas

Un camarero atiende a unos clientes en el interior de un bar. EL PERIÓDICO

El final de las mascarillas, el elemento de protección más visible frente al coronavirus, está ya a la vuelta de la esquina. El Consejo de Ministros prevé aprobar el próximo martes un Real Decreto que pondrá fin a su uso en todos los espacios interiores, aunque habrá excepciones, según la propuesta de los expertos de la Ponencia de Alerta, Planes de Preparación y Respuestas que asesoran a Sanidad. Está previsto que la norma entre en vigor el miércoles tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), por lo que hasta entonces no se podrán conocer todos los detalles concretos

La ministra del ramo, Carolina Darias, avanzó a principios de este mes, cuando se anunció la medida, que las mascarillas seguirán siendo obligatorias para poder acceder a los medios de transporte y se aconsejará en la población vulnerable. En los centros sanitarios deberán llevarla tanto los trabajadores como los visitantes, al igual que en las residencias de mayores. En los colegios no se mantendrá «en ningún caso», salvo aquellos profesores o alumnos que quieran seguir llevándola, dado que el uso voluntario no queda prohibido.

En líneas generales, los ciudadanos van a sentir un gran alivio cuando ya no tengan que ponerse el tapabocas para entrar en los bares, restaurantes, centros comerciales o supermercados. No obstante, también habrá personas que prefieran seguir llevándolo por el miedo o temor al contagio. Dicho esto, la cuestión ahora es saber qué pasará en el ámbito laboral, ya que la mayoría de los trabajadores se han visto obligados a llevar mascarilla desde hace casi dos años. En las empresas, señaló Darias, serán los servicios de prevención de riesgos laborales los encargados de dictaminar la forma de proceder, esto es, si los empleados podrán dejar de llevarla o si, por el contrario, tendrán que seguir trabajando con ella. 

La Ponencia de Alertas sigue recomendando su uso en el trabajo siempre que no se pueda garantizar un metro y medio de distancia con los compañeros o si la ventilación no es la adecuada. En unas declaraciones realizadas ayer en Las Palmas de Gran Canaria, la ministra manifestó que aunque los servicios de prevención de riesgos laborales determinarán en qué ámbitos seguirá siendo necesario llevar la mascarilla, el Real Decreto incluirá «esa concreción» para que no haya lugar a dudas.

El hecho de que ya no sea obligatorio llevar el tapabocas en interiores no quiere decir que se prohíba su uso. Las autoridades sanitarias de la Ponencia apelan al «sentido común» para seguir haciendo un «uso responsable» de este, como en espacios públicos concurridos, en aglomeraciones o en centros comerciales, tiendas y supermercados con gran tránsito de personas. Su uso se recomienda también en cines, teatros, salas de conciertos y museos, así como en los demás espacios en los que se sirve comida y bebida.

Cabe recordar que el Gobierno central decretó el 19 de mayo de 2020 la obligatoriedad de usar la mascarilla cuando no se pudiera mantener una distancia de seguridad de dos metros. El 25 de junio de 2021, se eliminó la obligación de llevarla en exteriores siempre que se mantuviera una distancia de al menos metro y medio. El 23 de diciembre, debido a la explosión de casos por Ómicron, el Gobierno restableció su uso en exteriores. Por último, el pasado 10 de febrero volvió a eliminarse la obligatoriedad al aire libre.

Julio Iglesias, profesor del IES de Navaconcejo. TONI GUDIEL

«No veo el momento de quitármela por fin»

 Julio Iglesias

Profesor del IES Valle del Jerte (Navaconcejo)

Solo le queda un día de clase con mascarilla (la vuelta a las aulas es el martes, 19) y dice que «cuenta los segundos para poder prescindir de ella». «Estoy deseando que llegue el momento. Lo vivo con muchas ganas y la mayoría de los compañeros también, salvo los que tienen alguna circunstancia especial que les obliga a tener más cuidado», reconoce Julio Iglesias, docente del IES Valle del Jerte de Navaconcejo. Habla con alivio de ese momento, después de casi dos cursos haciendo uso de la mascarilla de forma ininterrumpida durante todo el horario lectivo, entre las 8.30 y las 14.30 horas. «La eliminación de la mascarilla en el recreo ya supuso una mejora (la supresión del uso obligatorio en exteriores se aprobó en febrero) ; pero ha sido complicado trabajar así para todos y hay compañeros que han recurrido a amplificadores porque los alumnos no les entendían», reconoce el docente, que da clases de matemáticas a cuatro grupos, unos cien alumnos. «Va a ser un alivio también para ellos», dice de sus estudiantes. «Se merecen un 10; porque se les ha pedido, en plena adolescencia, que demostraran una enorme madurez y lo han hecho», resalta.

Laura García, en su local. Andrés Rodríguez

«Ha sido muy necesaria, pero ya toca relajarse»

Laura García

Carmen Gastro Bar Gin Club (Badajoz)

«Hay algún trabajador que dice que aún la va a mantener puesta por precaución, y lo entiendo; pero yo estoy deseando poder trabajar ya con tranquilidad y sin tener que estar pendiente de la mascarilla», dice Laura García, hostelera de Badajoz. «Es evidente que la mascarilla nos ha protegido. Eso no lo puede poner nadie en duda. Pero ya toca relajarse», apunta también. A su juicio, de hecho, la gente se ha ido ya relajado poco a poco en su uso y aunque, de momento, en el interior de los establecimientos de hostelería solo se puede retirar en el momento de consumir, hay gente que se acerca sin ella a la barra, o que no se la pone para ir al baño. «Empieza a haber cierta desidia ya. La gente está cansada de la mascarilla», dice la empresaria. Junto a eso, también considera que eliminar el uso obligatorio de las mascarillas es «lo razonable» teniendo en cuenta otras medidas que ya se han ido relajando en relación con la enfermedad: «Estamos vacunados, hay inmunidad; ahora das positivo y, si no tienes síntomas, se tienes que ir a trabajar. El tratamiento de la enfermedad ha avanzado y ya toca avanzar en esto también», dice.

María Jesús Canelada, en su frutería. CarlaGraw

«Yo la voy a llevar aún. Prefiero ir poco a poco»

María Jesús Canelada

Frutería Canela (Cáceres)

«Yo estoy deseando quitarme la mascarilla, pero de momento no lo voy a hacer. Voy a esperar. Me parece pronto para prescindir de ella con todo lo que hemos pasado y prefiero ir poco a poco», dice al otro lado del mostrador María Jesús Canelada, que regenta en Cáceres la frutería Canela. El trasiego de clientes por su establecimiento es continuo («por suerte», apunta) y eso también le frena a la hora de decidir prescindir tan pronto de la protección. De momento ha hecho ya una concesión en las últimas semanas al cambiar la mascarilla FPP2 que llevaba hasta el momento por otra quirúrgica. «Me agobiaba mucho estar todo el día con ella puesta. Es un primer paso», insiste. Pero reconoce que por el momento no va a dar más hasta que pase un tiempo y vea cómo evoluciona todo con la enfermedad. 

«Hemos pasado mucho. Yo no he pasad la enfermedad, o si la he pasado, no me he enterado. Pero ha sido muy duro y yo no puedo olvidarlo de sin más. Me da miedo quitarme la mascarilla», dice. «Y creo que a mucha gente también. No hay más que ver que la gente la sigue usando en la calle», razona.

Silvia Lechón, en el supermercado. EL PERIÓDICO

"Espero que la quiten, lo estoy deseando"

Silvia Lechón

Supermercado Covirán (Mérida)

«Trabajar con la mascarilla ha sido fatal porque me duele mucho la cabeza, aunque al final te acabas acostumbrando». Así se expresa Silvia Lechón, trabajadora de un supermercado de la cadena Covirán, ubicado en el centro de Mérida. Cabe recordar que los trabajadores de estos establecimientos fueron esenciales durante los peores momentos de la pandemia de coronavirus, ya que mientras los ciudadanos estaban confinados en casa por el Estado de Alarma, ellos siguieron al pie del cañón. «Cuando el confinamiento, nosotros también llevábamos pedidos a la gente y todo estaba muy triste, al principio te daban hasta ganas de llorar con una sensación muy rara», confiesa. 

«Como al principio de la pandemia la mascarilla no era obligatoria había gente que entraba sin ella, pero luego no hemos tenido ningún problema en ese aspecto», sostiene la empleada desde el otro lado de la caja. Ahora que la posibilidad de trabajar sin mascarilla está más cerca, Lechón confía en que desde su empresa le permitan deshacerse de ella: «Espero que aquí la quiten porque la verdad es que lo estoy deseando».

Mascarilla obligatoria en hospitales, centros de salud, residencias... y en farmacias

Las farmacias han trasladado en la última semana una consulta vinculante al Ministerio de Sanidad sobre el uso de las mascarillas en sus establecimientos cuando decaiga la obligatoriedad en interiores en unos días. No son centros sanitarios como los hospitales o los centros de salud, pero por estos establecimientos también pasan enfermos a diario. «Somos establecimientos sanitarios», puntualiza el presidente del colegio de Farmacéuticos de Badajoz, Cecilio Venegas. Y eso les ha hecho dudar de cuál será el sentido que tendrá la norma que se aprueba en el Consejo de Ministros del 19 de abril y se publicará en el BOE un día después, cuando desaparecerá la obligación del uso de los cubrebocas salvo en los centros sanitarios y sociosanitarios, según se anunció tras el último Consejo Interterritorial. Se dijo que habría excepciones y parece que una de ellas será la que obligará a seguir usándola en el interior de las farmacias, según ha dicho este fin de semana la ministra Carolina Darias. Es lo que han reclamado los colegios de farmacéuticos. «Entendemos que formamos parte del sistema sanitario y que por tanto se debería mantener el uso de la mascarilla», puntualiza el presidente del colegio pacense. 

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