TURISMO EN EXTREMADURA

Qué ver en Extremadura: los pueblos más bonitos para descubrir Cáceres y Badajoz

La primavera anima a hacer escapadas turísticas para conocer en profundidad los pueblos de Extremadura

Monasterio de Gudalupe.

Monasterio de Gudalupe. / EL PERIÓDICO

Estamos en primavera y, con ella, renacen las ganas de viajar, de realizar excursiones y de conocer lugares y paisajes. Si sólo dispones de fines de semanas, te recomendamos diez de los pueblos más bonitos de Extremadura, en los que disfrutarás de la belleza de su patrimonio, de su naturaleza y de su gastronomía.

Aquí va la selección

Fregenal de la Sierra

En los límites de Sierra Morena y lindando con el norte de Huelva y la región portuguesa de Alentejo, Fregenal de la Sierra constituyó en el pasado un punto de encuentro entre pueblos y culturas. En tiempos de los romanos, Fregenal pasó a formar parte de la Beturia Céltica. Muestra de ello es el yacimiento de Nertóbriga. Extremadura Turismo recomienda iniciar la visita en el castillo templario, ya que la Orden del Temple se instaló en Fregenal cuando pertenecía al Renio de Sevilla, después de ser musulmana. En 1883 se incorporó a Extremadura. Junto al castillo, nos encontramos con la iglesia de Santa María. Pero, la iglesia de Santa Ana posee en su retablo mayor un tríptico plateresco atribuido al artista flamenco Roque de Balduque. En la iglesia de Santa Catalina se halla un Cristo del Perdón atribuido a la escuela de Martínez Montañés.

Alcántara

Es uno de los municipios cacereños situados a la orilla del río Tajo. Dispone de un puente romano de gran interés y es otra de las zonas rurales más atractivas de la región extremeña. En verano, se puede disfrutar de un baño en la piscina natural La Cantera.

Destaca por la riqueza de su patrimonio y en él podremos admirar un gran número de obras arquitectónicas como la Iglesia de Santa María de Almocóvar, la Iglesia de San Pedro de Alcántara, la Iglesia de la Encarnación, el Convento del Sancti Espíritu o el Conventual de San Benito, además de varias capillas.

Hervás

La madera de castaño, el adobe y el granito caracterizan la arquitectura de esta población de herencia sefardíSu judería, que data del siglo XVes la mejor conservada de España y tiene desde 1969 la declaración de Conjunto Histórico-Artístico.

Trujillo

Las vistas desde el castillo muestran el poderío de los señores feudales, pero en el interior de las murallas trujillanas se descubren la ermita de San Pablo, del siglo XVI, y cuatro de las siete puertas, además de la alberca y un aljibe hispano-musulmán. La ciudad cacereña se muestra plagada de edificios históricos como la iglesia de Santiago (románica del siglo XII y reformada en el XVII), la plaza Mayor, la casa de la Cadena, la de los Orellana y la de los Chaves-Cárdenas. También destacan el palacio de la Conquista, el de los duques de San Carlos, de Piedras Albas y el de Carvajal-Vargas. En la arquitectura religiosa destacan las iglesias de San Martín de Tours y de Santa María la Mayor.

Cuacos de Yuste

En una ruta por Extremadura no puede faltar una parada en esta villa declarada Conjunto Histórico-Artístico. El extraordinario entorno natural bañado por las aguas del río Tiétar enamoró al emperador Carlos V, que se refugió en su monasterio. Construido a principios del siglo XV, sufrió algunas modificaciones que permitieran el acomodo del monarca cuando se instaló en 1556. Así, hoy se pueden distinguir claramente dos partes en el conjunto arquitectónico: por un lado el monasterio, y por otra la residencia del Emperador. En ellas se entremezclan los estilos gótico y renacentista del monasterio con la sencilla edificación de ladrillo, mampostería y sillería de la vivienda imperial. Todo ello bordeado por unos jardines bien cuidados que, al igual que dieron paz a Carlos V, conseguirán trasmitirte a ti la tranquilidad de esta tierra. La serena belleza que desprende el lugar, así como su relevancia histórica, hacen que hoy el Monasterio de Yuste sea Patrimonio Nacional y Europeo. También merece la pena que te asomes a la Casa de Juan de Austria.

Olivenza

La Orden del Temple fundó la ciudad extremeña en el siglo XIII, que dio origen al conflicto histórico entre españoles y portugueses por su posesión. Portugal se encargó de convertir esta localidad en villa privilegiada y fortificada actual. La ciudadela de Olivenza contaba con 4 lienzos y 14 torres. Cada lienzo abría una puerta, pero ahora sólo quedan dos, la de Los Ángeles y la de Alconchel. La localidad dispone de una torre de homenaje de 37 metros de altura, en la que se encuentra el museo etnográfico González Santana. También se debe visitar el palacio municipal y la Panadería del Rey. Sin dejar de lado la gastronomía. Platos sencillos, pero basados en productos de la tierra, la caza y la pesca. Sin embargo, lo más conocido es la repostería oliventina, de la que sobresale la Técula mécula. Elaborada con almendras, azúcar, yemas de huevos, clara, manteca de cerdo, harina y mantequilla. Para rematar la visita hay que acceder a las iglesias de Santa María del Castillo, de los siglos XVI y XVII, y la de la Magdalena, del XVI.

Riomalo de Abajo

Alquería de Caminomorisco, con apenas 55 habitantes, dedicados principalmente a la agricultura y el turismo rural. Destaca su espléndida naturaleza cargada de brezos, brecinas, zarzamoras, madroños, castaños y otros árboles y arbustos. Los depredadores han elegido esta localidad como hábitat y por sus tierras corretean gatos monteses, zorros, comadrejas, hurones y tejones, y por sus riachuelos nutrias. Sin olvidar que rapaces como buitres, águilas reales y milanos sobrevuelan el cielo de Riomalo de Abajo. Pero lo que realmente sorprende y encandila es el meandro Melero, que traza el curso del río Alagón, y en cuyo mirador se admira la impresionante sierra de Béjar.

Meandro Melero.

Meandro Melero. / EL PERIÓDICO

En cuanto a su patrimonio, no abandones Riomalo de Abajo sin acceder a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y la imagen de la Virgen de la Dolorosa, patrona de la alquería.

Jerez de los Caballeros

Tanto la Prehistoria con el dolmen de Toriñuelo como el paso de los romanos, fenicios y árabes dejaron huella en este territorio que, tras la reconquista y el asentamiento de la Orden del Temple, se convirtió en una de las más ricas de la comarca. Las calles y callejuelas de Jerez de los Caballeros albergan monumentos religiosos, palacios señoriales y casonas típicas que hay que visitar. La iglesia de San Bartolomé, gótica del siglo XV, y la de Santa María de la Encarnación, son los templos más importantes. Del legado de la Orden del Temple todavía destacan la muralla, que contó con seis puertas, de las que hoy sólo se conservan la Puerta de la Villa y la de Burgos; la alcazaba y la iglesia de San Bartolomé también son obra de los templarios.

Garrovillas de Alconétar

De la fusión de dos aldeas en la Baja Edad Media surge Garrovillas de Alconétar. La lucha entre moros y cristianos causó la destrucción de Alconétar y Garrovillas acogió a sus ciudadanos. Según recoge la web Turismo Extremadura, el puente Mantible, construido por los romanos sobre la Vía de la Plata, convirtió en único a este pueblo, que cuenta con un rico patrimonio: plaza de la Constitución, Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional; las iglesias de San Pedro Apóstol, Santa María de la Consolación y el santuario Nuestra Señora de Altagracia, los conventos de San Antonio de Padua y el de las Monjas Jerónimas y el palacio de los Condes de Alba de Liste. Otra excepcionalidad de Garrovillas es su corral de comedias, construido al modo del Silgo de Oro.

Guadalupe

El Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad y construido en1340, se sitúa como el epicentro de la localidad, que surge por la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura. En él se han vivido hechos históricos de relevancia para España y el mundo como la audiencia de los Reyes Católicos a Cristóbal Colón, en la que le ofrecieron las carabelas con las que descubrió América.

Templete mudejar de Guadalupe.

Templete mudejar de Guadalupe. / EL PERIÓDICO

Pero, junto a la belleza de este edificio y formando parte de su conjunto, los turistas se encuentran con la iglesia de Nuestra Señora, del siglo XIV, en la halla el Camarín de la Virgen; claustro Mudéjar con su templete, la Sala Capitular, del siglo XV, la sacristía, la capilla de San Jerónimo, con pinturas de Zurbarán, el patio y el comedor de la hospedería,  realizado en 1994 por el arquitecto Rafael Moneo.

Además de los zurbaranes, en los dos museos hay obras de Goya, El Greco, Pedro de Mena o Juan de Flandes.