La brecha entre Estados Unidos y los aliados europeos sobre Irak se ahondó ayer todavía más en la inauguración de la 39ºconferencia internacional sobre seguridad que se celebra en Múnich, que fue escenario de un nuevo rifirrafe entre el secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, y los representantes de Francia y Alemania. "Ser un aliado exige respeto hacia los otros", llegó a decir la ministra francesa de Defensa, Michel Alliot-Marie, ante la intransigencia de Rumsfeld con quienes no apoyan los planes bélicos de Washington.

Haciendo un llamamiento a las "naciones libres" para sumarse a la "mayor coalición de la historia" contra Irak, Rumsfeld cargó las tintas contra los gobiernos francés y alemán, a los que acusó junto al Ejecutivo belga, de bloquear en la OTAN los preparativos para la defensa de Turquía. En el mismo foro, el ministro de Defensa alemán, Peter Struck anunció el envío, la semana próxima, de misiles del tipo Patriot al Gobierno de Ankara.

También el secretario general de la OTAN, George Robertson, destacó la "absoluta unidad" de la Alianza Atlántica para actuar en el caso de que Irak lleve a cabo un ataque contra Turquía.

Rumsfeld afirmó que la alianza internacional contra Irak está compuesta por 90 países y precisó que integrar esta coalición no significa necesariamente suministrar tropas a una eventual guerra. El jefe del Pentágono calificó de "valiente" la carta de ocho países europeos, alineándose con las tesis estadounidenses a favor de la guerra.

DURA REPLICA

Sus palabras tuvieron una dura respuesta de su homóloga de Defensa francesa, quien aseguró: "Ser aliado es saber consultar para encontrar el consenso. Ser aliado no es decir: mi idea es la buena y los que no están de acuerdo conmigo no deben ser tenidos en cuenta o deben ser excluidos".

Más suave, el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, rechazó los planteamientos de Rumsfeld: "No me convencen sus argumentos y en el caso de Irak no se justifica una guerra".