Las fuerzas de seguridad marroquís han empezado a tirar del hilo dejado por Abdelfatá Raydi, el kamikaze que el domingo se suicidó en un cibercafé de Casablanca, y por las confesiones a la policía de Saad Huseini, el jefe militar del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) detenido la semana pasada. Ambas líneas de investigación han revelado una estructura terrorista extendida por todo el país que supone una "amenaza inminente de atentados", según declararon fuentes de las fuerzas de seguridad del reino alauí.

El interrogatorio de Yusef Judri, el joven de 18 años que acompañaba al kamikaze cuando este detonó la carga explosiva que llevaba encima, está permitiendo avanzar rápido. El martes, la policía irrumpió en la barraca del barrio de Mulay Rachid en el que desde hacía pocas semanas vivían Raydi y Judri.

Allí hallaron 200 kilos de material para fabricar explosivos. Varios testimonios indicaron que ese lugar se reunían una docena de radicales, a los que la policía está buscando.

Además, desde el domingo, la policía ha puesto en marcha redadas en varias ciudades del país, en el marco de las cuales han sido arrestadas una treintena de personas, nueve de ellas en Casablanca.

Una de las redadas se llevó a cabo en el barrio donde residía Raydi. Allí, 300 agentes expertos en explosivos evacuaron 15 casas y registraron hasta las cloacas de la zona. En una de las casas, la policía arrestó a tres personas, entre ellas a una mujer que vestía el burka. Las fuerzas de seguridad están convencidas de que el objetivo de Raydi no era atentar contra el cibercafé, sino que acudió allí a recibir por correo electrónico la indicación del lugar que debía atacar.

OTRO INDULTADO Además, la investigación sobre el joven Raydi, que había sido condenado a cinco años de cárcel por su implicación en los atentados de Casablanca del 2003 y que posteriormente se benefició del indulto real, ha colocado en el ojo del huracán a los presos por islamismo que han sido excarcelados. De hecho, entre los detenidos se encuentra Abdelatif Amrin, un individuo que había sido sentenciado a 30 años y que fue indultado en el 2005. Además, la policía marroquí tiene la impresión de trabajar a contrarreloj. Saad Huseini, jefe militar del GICM detenido la semana pasada, ha confesado durante los diversos interrogatorios policiales que pasó los últimos tres años estableciendo células terroristas por todo el país.

Ahora, las fuerzas policiales temen que esas células intenten pasar a la acción. Durante los interrogatorios, Huseini reconoció que coordinaba su acción con un terrorista en el extranjero que diseña la estrategia y los objetivos. Los agentes sospechan que ese individuo es el mismo que debía enviar las instrucciones que Raydi y Judri esperaban para atentar. Ayer, la prensa marroquí señaló que los terroristas pretendían atacar el Hotel Hyatt, la jefatura superior de policía y el ayuntamiento.

Fuentes de los servicios de seguridad reconocen que la amenaza terrorista en el país les "desborda" y que el peligro de atentados afecta a toda la geografía marroquí. La alerta antiterrorista es tan grave que las autoridades han movilizado a todos los agentes disponibles y se han anulado de forma inmediata permisos y vacaciones.