Con su gorra verde olivo, que hacía largo tiempo que no se le veía usar, Fidel Castro hizo su primer discurso público al aire libre en 49 meses para vaticinar, de nuevo, el fin del mundo si estalla una guerra en Irán, que "terminaría irremediablemente en un conflicto nuclear global".

Este es su leitmotiv desde que empezara, hace tres meses, su más activa recuperación --luego de caer enfermo a finales de julio del 2006--, y del que habló en la escalinata de entrada a la Universidad de La Habana. "A la que nunca imaginé volver", dijo.

Ante una multitud formada mayoritariamente por estudiantes y congregada desde varias horas antes, Castro habló a las 7.30 de la mañana, "antes de que el sol caliente demasiado", explicó. Aguantó de pie durante todo el discurso y proclamó que "le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro y seguir librando la batalla" para evitar la conflagración planetaria. "Me esforcé modestamente --agregó-- por divulgar ante un mundo inadvertido los terribles peligros que amenazan la vida humana".

Menos de 60 minutos

El líder histórico de la Revolución cubana, como es presentado ahora, leyó con gafas un texto de menos de 60 minutos, intercalando citas de otros autores, según acostumbra a hacer cada vez con mayor frecuencia y extensión, e introduciendo breves improvisaciones, muy lejos de sus vibrantes discursos de varias horas. Las cámaras de televisión no lo siguieron tampoco todo el tiempo como antaño, sino que ofrecieron planos de la muchedumbre cuando el exgobernante hacía silencios en su discurso.

Castro, de 84 años, que no ha vuelto a llevar charreteras con sus grados de comandante en jefe, aún ocupa el cargo de primer secretario del Partido Comunista. Pero en sus artículos en la prensa y en las entrevistas que concede casi no se refiere a la política nacional, asunto en el que se centra Raúl, su hermano y presidente de la isla.

El próximo congreso del partido, que será el séptimo y en el que se deberá ratificar o no su máxima figura, ha sido una y otra vez pospuesto desde el 2002, cuando debió celebrarse --el anterior fue hace 13 años--. A decir del propio Raúl Castro, "no puede ser un acontecimiento más", pues "lo más probable es que, por ley de la vida, sea el último que encabece la dirección histórica de la Revolución".