El preisdente de Venezuela, Nicolás Maduro, esperaba una noche apacible el pasado viernes cuando fue a la localidad de Villa Rosa, en la isla Margarita, para inaugurar la rehabilitación de una serie de viviendas. El acto tuvo un final inesperado, muestra del clima de creciente tensión social que se vive en el país. Maduro encabezaba una caravana de automóviles. Al escuchar el estruendo de un cacerolazo que los vecinos realizaban como protesta, el mandatario descendió de la camioneta y se encontró cara a cara con vecinos furiosos por la situación económica. La prensa caraqueña habló de “forcejeos” con algunos vecinos manifestantes. En varios vídeos colgados en las redes sociales se ve como el presidente, rodeado por miembros de seguridad, intenta avanzar por la calle hasta que su paso es bloqueado por vecinos que intentan llegar hasta él y que le obligan a dar media vuelta.

La Mesa de Unidad Democrática se encargó de divulgar el vídeo del incidente, que derivó en unas30 detenciones. Las personas arrestadas ya fueron liberadas. En el marco de este episodio fue también detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) el director del portal Reporte Confindencial, Braulio Jatar. En ese medio, citando testigos presenciales, se asegura que el presidente llegó a ser golpeado por algunos vecinos y que incluso se enfrentó a ellos arrancándoles a varios las cacerolas.

El Gobierno venezolano dice haber detectado detrás de ese supuesto acto espontáneo una conjura que involucra a sectores de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y a los Estados Unidos.

El programa televisivo “Zurda Konducta” aseguró anoche que las personas que “cacerolearon” a Maduro fueron enviadas por el partidoPrimero Justicia con la intención de “faltarle el respeto” al presidente, y vinculó con esa acción a los diputados Julio Borges, Armando Armas y al Gobernador del Estado Miranda, Henrique Capriles.

“Fue un atropello”, dijo Capriles, quien no se demoró en replicar en su cuenta de Twitter las imágenes con los incidentes. Para Capriles, uno de los referentes de la oposición, lo ocurrido en Villa Rosa le permite avizorar cómo serán los próximos días. El cacerolazo es la primera reacción conocida después de la “toma de Caracas” del pasado jueves en la que una multitud acudió al llamado de la MUD para pedir que el revocatorio se realice antes de enero de 2017 para facilitar una transición democrática. “Si de medir fuerzas se trata, en Venezuela hay una nueva mayoría y quiere un cambio pacífico, electoral y constitucional”.

Para Capriles, “quedó más que nunca demostrado que el poder es un préstamo que proporciona el pueblo y que en democracia tiene como sustento la legitimidad otorgada mediante el voto popular. Y nuestra Constitución nos da una herramienta que nos permite castigar a los malos Gobiernos, que es el Revocatorio”.

PLAN DE EEUU

El exdiputado chavista Freddy Bernal relacionó los últimos acontecimientos políticos con un plan orquestado desde Washington que involucra a la CIA, la DEA “y otros 17 organismos de inteligencia”. De acuerdo con el dirigente chavista, lo que se busca es llevar adelante una “revolución naranja” como las que tuvieron lugar en Egipto, Georgia o Ucrania y que provocaron la salida del poder de sus gobernantes. Para Bernal si esa estrategia no funciona, se recurriría a un “golpe de Estado” como el que sufrió Salvador Allende en Chile en 1973.

“La dirigencia política de Venezuela está jugando con fuego”, advirtió Francisco Alfaro, experto en solución de conflictos. En una entrevista concedida al portal Contrapunto dijo que para salir de la crisis “necesitamos varios Mandelas”. Pero en el horizonte se insinúa el peligro de “situaciones extremas” de las que puede surgir “un líder como Donald Trump”.