Fumar puede costar la mitad que hace un año. Las conocidas marcas de tabaco Winston (2,75 euros), Camel (2,40 euros) o Lucky Strike (2,40 euros) están siendo sustituidas por Elixyr (1,50 euros), Austin (1,40 euros) y Next (1,30 euros), desconocidas hace pocos meses.

Los fumadores con escasos recursos son los primeros impulsores de las nuevas marcas de cigarrillos, algunas de las cuales se venden por sólo un euro. Los estancos con gran cantidad de clientela joven e inmigrante confirman el incremento sostenido de la venta de este tipo de cigarros.

El precio atractivo de las nuevas marcas, algunas de ellas tres veces inferior al de las cajas tradicionales, ha hecho que la curiosidad llegue a los labios de muchos fumadores. "Todo el mundo está probando los nuevos cigarrillos, porque tienen un precio atractivo, pero no todos se cambian. Lo hacen principalmente jóvenes estudiantes e inmigrantes con bajos ingresos", explica Marcelino Gámez, estanquero.

Probar la opción barata

La sensación de culpa que tienen muchos fumadores por mantener un gasto elevado en la compra de tabaco, parece aliviarse con las nuevas marcas. "Muchos fumadores tenemos el remordimiento de gastar demasiado en tabaco. Si tienes una opción más barata, es normal que pruebes", indica Evelio Blanco, un comprador de tabaco barato.

Aunque muchos fumadores de las marcas baratas reconocen que prefieren el sabor de los cigarrillos más costosos, aseguran que los nuevos ofrecen calidad aceptable en relación con su precio. "No son una maravilla, pero están bien. De todas formas, de vez en cuando fumo el cigarrillo caro de siempre. Cuando no encuentro el barato, no tengo problemas en comprar el caro", cuenta María González, una cacereña fumadora habitual.

Ciertamente, los consumidores de tabaco de bajo coste a menudo tienen dificultades para conseguir estas marcas en los estancos. La causa reside en que las empresas fabricantes no esperaban unas ventas tan elevadas. "Casi todas las empresas de marcas baratas se han quedado sin mercancía", explica Gámez.

Los estancos ubicados en zonas con altos índices de inmigración venden más cantidad de tabaco barato, como ocurre en Talayuela o Navalmoral.

"Los inmigrantes son consumidores habituales de marcas baratas, pero eso se debe a su menor poder adquisitivo, ocurre lo mismo con los jóvenes. Lo que es cierto es que se ha notado que la gente se ha pasado a las marcas más baratas", reconoce Goyi, dependienta de un estanco en la calle Manuel Mas, de Talayuela.

"Pero no son sólo jóvenes e inmigrantes los que se han decantado por las marcas baratas, también gente mayor que por el mismo dinero de antes ahora puede comprar más tabaco", indican desde un estanco en la calle Pintores de Cáceres.

Curiosamente, desde varios puntos de venta sostienen que muchos jóvenes, principalmente estudiantes, permanecen fieles al cigarrillo de marca, en función de su consumo. "Muchos jóvenes, por lo general, compran el tabaco caro para fumar, pero prefieren las cajetillas baratas para mezclarlo con hachís y hacer sus porros", explica un estanquero.

Se da la circunstancia de que, además de la dificultad para conseguir el tabaco barato, muchos estanqueros se resisten a venderlo, a menos que se vean forzados por la demanda de su clientela. El sector sólo gana un 8% del precio, con lo que la venta de un paquete de un euro supone apenas unos ocho céntimos de ganancia.

"Mucha gente fuma marcas baratas, pero no se ha notado un incremento en la venta. Lo que se ha producido es un reparto de la venta y lo que está ocurriendo es que a nosotros nos están dando un palo. Vendes casi igual y ganas menos, de momento estamos perdiendo todos", sostiene Goyi.

De la misma opinión son en la Asociación de Estanqueros de Badajoz. "Hay que reconocer que el incremento en la venta de tabaco barato ha incidido en que estemos perdiendo poder adquisitivo, pero veremos cómo queda el tema porque el Gobierno está pensando implantar un impuesto mínimo por cajetilla, con lo que este tipo de tabaco desaparecería o se encarecería", señala el vicepresidente del colectivo, Manuel Rivera.

Fundas para cajas

Otro fenómeno asociado a la venta de tabaco barato tiene que ver con el aumento en la comercialización de fundas para las cajas. Algunos fumadores no quieren mostrar que consumen una marca barata y desconocida. "Se comenta, por ejemplo, que el Elixyr es el cigarro que más compra la comunidad rumana. Mucha gente prefiere esconder su caja para evitar ser etiquetada", explica un distribuidor de una conocida marca de cigarros inglesa.

Los estanqueros esperan que un aumento de impuestos obligue a las marcas baratas a vender las cajetillas, como mínimo, a dos euros. "De todas formas, es un tipo de cigarro que no expongo mucho, porque algunos clientes se quejan de dolores de cabeza o, incluso, vómitos", dijo la dependienta de un estanco.

La crítica, que fue utilizada, en principio, por las grandes marcas de tabaco tradicional para atacar a los cigarros de bajo coste, ha sido olvidada por las grandes tabacaleras. Marlboro, Camel y Ducados ya tienen su marca económica. Y parecen gustar. "Mientras pueda ahorrar, seguiré fumando las baratas. No me importa la marca", remata el fumador.