Llegar a fin de mes es para Ana casi un trabajo en sí mismo. Desde hace unos años se dedica al sector de la dependencia, atiende dos casas en las que solo trabaja diez horas a la semana en total. Su salario es, por tanto, ínfimo: no llega a los 200 euros. ¿Cómo se vive así? «Lo intento complementar limpiando horas sueltas en alguna oficina, alguna casa, otra que te llama para una cocina... y así voy tirando, pero gracias también a la ayuda de mi hija, porque así realmente, con un trabajo que no llega a la media jornada, no se puede vivir», cuenta esta emeritense.

Desconoce si verá incrementada su pobre nómina este enero aunque confía en ser una de las beneficiadas por esta medida estatal. Todo dependerá del convenio que apliquen las dos empresas con las que trabaja. «La dependencia tiene un convenio sectorial que mejora algo el SMI, pero hay empresas en las que está prevaleciendo el convenio propio con un salario menor porque así lo permite la reforma laboral», denuncia CCOO. «Sería estupendo poder ganar algo más, porque hay meses que me las veo y me las deseo». Aunque lo que ella realmente desea es tener como mínimo una jornada laboral completa. «Eso es lo que quiero, más horas y más casas para poder cobrar algo más». Dice que aunque nunca ha ganado más de 700 euros, «ahora estoy en una situación mucho peor». Por eso ha puesto su casa en venta: «quiero buscarme algo más pequeño y al menos quitarme la hipoteca».